Lo diré sin censura, sin temor a una sanción de los comités de disciplina, sin sufrir un bloqueo de mi cuenta en redes sociales, pero sobre todo porque lo que les cuento ha quedado a la vista de todo el mundo y hasta los más imparciales han corroborado el atraco: lo de Mestalla no se entiende sin el análisis arbitral, lo mismo que el resto del año, más allá de los errores propios que nos han condenado.
Un gol legal de Montes que no fue ni revisado; penalti en la última jugada argumentando mano apoyada en el suelo, cuando no era una acción defensiva y la típica falta que a ti siempre te pitan, dejan de hacerlo propiciando un contragolpe mortal.
Hoy fue Gil Manzano con la inestimable colaboración de Del Cerro Grande, muchas veces fue Hernández Hernández, Melero López, Soto Grado, González Fuertes … como si cada uno de ellos hubiesen decidido turnarse en la colocación de obstáculos imposibles de superar. Tienen el mando, durante muchos años han sido aleccionados y forman parte de una élite, cerrada y hermética como un tupper y a la que quizá se accede bajo juramento de sangre.
Actúan con soberbia, seres superiores de una secta de la que no escucharás una declaración. Es imposible ganarle al sistema. Hay quien piensa que forma parte del juego: comulgar con ruedas de molino. Un entramado desarrollado durante años sólo se rompe haciendo fuerza. Y a nosotros hace tiempo que nos la han quitado.
¿El partido? El reflejo de la mísera temporada: errores en portería, espacios en defensa, desequilibrio y descompensación en varias fases del partido, sin extremos y aún así, cayéndose los goles de los bolsillos. La planificación deportiva un descalzaperros y las consecuencias son un descenso, en parte merecido y asignado por ese entorno oscuro que ha convertido el fútbol en una pocilga de intereses.
La entidad merece una lavativa que debe aplicarse con una fuerza de 10 grados en la escala Richter y arrancar a los ‘bienqueda’, llenar de españolismo el club y luchar en su defensa.
Nos vamos, si, pero volveremos. No tengo ninguna duda. El trabajo para ello empieza hoy, no mañana. Aprendan la lección. De una vez por todas.