Hay un capítulo en HOUSE OF CARDS, donde unos budistas crean un mandala perfecto de arenas coloridas. Tardan mucho tiempo en terminarlo, en un proceso de habilidad, precisión, cooperación y sobretodo, paciencia. Y fue esta última virtud donde pensé que iba a ser la opción que decantaría el duelo de nuestro lado, ante un Racing de Ferrol que ofrecía las bandas y evitaba el juego por dentro. Y con la expulsión de este nuevo orden futbolístico, tan justa como involuntaria, se encontró el resquicio por el que la noche de lunes pasó de amarga a dulce.
La victoria empieza esta vez en un vuelo de Pacheco a lo Oliver y Benji, para olvidar que fue la zona 0 de la derrota en las islas.
Omar, ya no es novedad, se arranca definitivamente la etiqueta de alternativa y consolida su dominio de la parcela; Calero faenó de contable registrando la mayoría de salidas de balón, porque por arriba a Sabin Merino le tocó un Cabrera versión primo de Zumosol. Brian quebrantó por fin, la sensación de un retroceso en su juego y volvió a cocer a fuego lento el desespero rival.
Forzado a parecer el de pretemporada, Pol asumió los galones en el tiempo que jugó en la segunda parte, porque en la primera se había llevado Keidi todos los méritos con su omnipresencia. Quizá el más triste de la tripleta centrocampista fuese Nico, que anda con el corazón en el césped y la cabeza en pajaritos de negociaciones.
Sobre el papel, la tripleta Puado, Mila, Braithwaite te da para salir con gol seguro: el capitán no hizo gol, pero consuela la brega que ofreció hasta la extenuación; Pere ya iba sonriendo como él hace antes de embocar el segundo y el danés, ahora ya si, ofreció un recital de movilidad, acierto y contundencia, al que se unió hasta Cantero, estirándose a un imposible que adornó el mejor gol de cabeza de la temporada.
Servía el cómodo 2-0 para empezar a rotar ante una semana de triple envite: Ramon en su línea y Aguado con las ganas del que se sabe necesario. Tiempo hubo para Gragera, bienvenido Mr. Marshall y Sergi por Calero, como método de prevención muscular. Roca, el enésimo canterano, que donde otros ven esos debuts como enorme mérito, para nosotros es cotidiano.
Tres puntos muy necesarios que ya no se irán. Aguantar las propuestas rivales por encima del ansia de conseguir un ascenso que aún queda muy lejano. Jugar tu partido sin mirar la clasificación, donde hoy eres ascenso directo y mañana posiblemente promoción. Así hasta que llegue tu partido. Ganar lo tuyo y que se peleen los demás. Hoy se sacó adelante, el engorro de un partido trampa. Por eso, utilizando la palabra comodín de un gallego, podemos decir que esto fue ‘una victoria del carallo’.
Juan Jose Caseiro