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¿Realmente el equipo juega mal?

Para mí, por ejemplo, jugar bien es competir, es tener opciones de ganar cualquier tipo de partido sea cual sea el rival, las circunstancias o su status

por lagradaonline
10 de febrero de 2023

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A raíz del debate que ha surgido en las últimas semanas sobre la forma de jugar que tiene el Espanyol de Diego Martínez, me he visto en la obligación de redactar este escrito. Intentaré, desde un punto de vista humilde y totalmente personal, dar un poco de luz a esos destellos de insatisfacción que se palpan cuando se exploran diferentes redes sociales, entre ellas, la famosa del pajarito. A ver si tengo suerte.

Es cierto que las expectativas que hubo al inicio con Diego Martínez no han acabado de verse correspondidas. No por él, únicamente, sino por los ‘timings’ que ha ido cogiendo todo el proyecto en sí. Todo ha ido peor y más lento de lo previsto y, si a nosotros los aficionados ya nos preocupaba, imagínense al responsable de todas las decisiones que se trasladan al terreno de juego. Sin poder hacer nada. Limitado a asumir la responsabilidad. Debe haber sido un auténtico tormento.

Pero todo eso ha cambiado. Y la afición, con todo el derecho del mundo y viendo cómo esas necesidades que tanto reclamaba el técnico ya han sido saciadas (en su mayoría), ya está empezando a pedirle ciertas responsabilidades sobre los criterios básicos que usa para competir los partidos de Primera División. Es decir, fundamentalmente, la forma de jugar que desarrolla.

Una exigencia que, si bien es cierto que con las nuevas incorporaciones -sobre todo la de Denis Suárez-, deberá aumentar gradualmente, no acabo de entender del todo. No porque considere que las reclamaciones de la afición sean gratuitas o incoherentes, al contrario, cada uno puede mostrar su insatisfacción como desee, sino porque en el mundo del fútbol no se ha explicado abiertamente qué es jugar bien a este deporte. No hay un libro mágico que te lo diga. Es una percepción personal e individual de cada uno.

Para mí, por ejemplo, jugar bien es competir, es tener opciones de ganar cualquier tipo de partido sea cual sea el rival, las circunstancias o su status, es dominar las áreas, es demostrar intensidad en las disputas, es acudir a la presión de manera colectiva cuando el contexto lo requiere, es formar bloque bajo y resistir cuando el rival pasa por su mejor momento, es ser generoso en las ayudas cuando ves que el compañero falla… y podría estar hasta mañana planteando supuestos futbolísticos que te acercan a jugar bien al fútbol y a ganar para darle sentido a lo planteado. Y la mayoría de cosas que he nombrado, con sus matices, las ha mostrado el conjunto perico en lo que llevamos de curso. Mejorables todas, pero existentes.

Volviendo a la raíz de la cuestión, que me voy por las ramas, creo que este equipo (¡ahora sí!) tiene mimbres para jugar mejor. Pero ya lo estaba haciendo, a su manera, encontrando los mecanismos para traducir sus argumentos -más ofensivos que defensivos, evidentemente- en puntos. No de una manera visual, porque no somos el Manchester City de Pep Guardiola y uno va al RCDE Stadium conociendo la imposibilidad de demandar un espectáculo similar (aunque nos duela) pero sí de una manera específica marcada por la situación de supervivencia. Hoy en día en Primera División cada uno se adapta a lo que tiene y eso es lo que ha hecho Diego Martínez. O qué creéis, señores, ¿que a Diego no le hubiera gustado jugar toda la temporada como contra el Real Betis, o la segunda parte de Cádiz? ¿O que su ansiada revolución llegase en verano en lugar del último día del mercado de fichajes invernal? ¿O que tuviera extremos para exprimir debidamente su método? Lógicamente, sí. Pero el mundo no es de color rosa.

Concluyendo, un equipo que solo le ha perdido la cara a un partido de los 19 que ha disputado en la competición doméstica, no merece que le consideren un equipo poco juguetón, o poco dinámico. Otra cosa es que se hayan explotado formas de juego poco estéticas en determinados momentos ante la falta de especialistas, como es el caso de Leandro Cabrera y su salida de balón directamente al pecho de Joselu (si es que llega), u otra en la que, cuando falta Darder, no aparezcan más jugadores con la suficiente personalidad o cualidad para manejar al equipo.

Para que algún día se puedan resolver todos estos problemas, hablando del terreno deportivo, se necesitan dos cosas: dinero o paciencia. Y si es posible, ambas. Roma no se construyó en un día, y el RCD Espanyol de Chen Yansheng aún menos en su capítulo 8 del proyecto. Fijémonos en el Rayo Vallecano, en todo el proceso que ha llevado a cabo para llegar donde está, sin tener la mejor presidencia ni dirección deportiva del mundo. Simplemente, brindando a los jugadores de una buena metodología que luego es correspondida con los resultados, juegue mejor o peor. Este tiene que ser nuestro verdadero objetivo para el futuro más inmediato.

David Giménez ‘El Dabyz’

Periodista

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