Hablar de Manel Casanova es hablar de fútbol base. Y de Espanyol. Él fue el gran padre de la cantera perica y el descubridor de Tamudo, Sergio, Ferran Corominas, Lluís López, Sergi Darder, Dídac Vilà, Javi Márquez, Javi Chica, entre muchos otros futbolistas. Hoy se cumplen cinco años de su repentino fallecimiento.
Josep Manel Casanova (Barcelona, España; 11 de febrero de 1951-Málaga, España; 6 de agosto de 2017) lo fue prácticamente todo en el Espanyol. Jugador, entrenador -fue segundo de Paco Flores en el primer equipo- y responsable de la cantera. Persona muy querida por todos los que le conocían, tenía un ojo clínico para ver a las grandes promesas que en un futuro se convertirían en jugadores de élite.
Pese a ello, Manel Casanova tuvo que salir por la puerta de atrás del Espanyol en 2011, recalando entonces en un Málaga CF al que se llevó a un Sergi Darder al cual también fichó en su día para el Espanyol. Falleció a la edad de 66 años haciendo lo que más le gustaba, viendo un partido de juveniles.
En 2019, el Espanyol hizo justicia a Manel Casanova y rebautizó la Residencia de jugadores con su nombre, acto al que asistieron infinidad de futbolistas que él mismo fichó para el club, trabajadores de la entidad y su familia al completo. Han pasado cinco años de su muerte, pero la familia blanquiazul no olvida a uno de los hombres más importantes de la historia del Espanyol.