Pere Milla ofrecía este miércoles una entrevista en el canal de Twitch de Javier de Haro, en la que el delantero del Espanyol habló sin filtros de todo lo que ha vivido desde que aterrizó en el club hace dos años y medio. Con una sinceridad desarmante, Milla repasó sus momentos duros, su relación con la grada, su evolución personal y cómo se ha transformado en un jugador clave para este Espanyol que sueña en grande.

La paternidad y los rumores injustos
Una de las primeras cosas que quiso aclarar Pere fue un tema que arrastraba desde hace tiempo: las críticas relacionadas con su rendimiento tras ser padre. «Al principio de todo me acuerdo que la gente decía: como es padre, no descansa por la noche…«, recordó con cierta sorna. Pero enseguida fue claro: «Eso es mentira. Yo duermo perfectamente, y te diría que duermo mejor desde que soy padre.«. Agradeció a su pareja por el apoyo y dejó claro que ser padre ha sido lo más bonito que le ha pasado: «No son las cosas como uno quiere que salgan, pero hay que seguir trabajando y tirar para adelante.»
El ruido del entorno no le quitó el foco
Pese a que la grada le llegó a pitar en partidos en casa, como aquel ante el Levante en Segunda, Milla aseguró que nunca perdió la calma. «A nadie le gusta que le piten en su propio campo, pero lo respeto. Yo estoy metido en el partido y no pendiente de lo que pasa en la grada.» Reconoció que lo pasaba peor por su familia: «Sé que a ellos les jodía más que a mí.» Y que su forma de ser le ha ayudado: «Será porque soy así, pero a mí me daba igual.»
La transformación del equipo… y de él mismo
El delantero catalán cree que la gran diferencia entre las temporadas anteriores y la actual está en algo tan simple como que «la pelota quiere entrar«. Y cuando eso pasa, todo se ve con otros ojos. «El trabajo es el mismo, pero ahora parece que todo sale.» También admitió que ahora se le ve diferente desde fuera: «Puede ser que me estéis mirando con otros ojos.» Y bromeó con Javier de Haro: «¿Ahora me quieres o no?»
Un jugador competitivo hasta en los entrenamientos
Milla se describió como alguien que no soporta perder: «Soy muy competitivo, no me gusta perder a nada.» Tanto, que prefiere no jugar a ciertos juegos para no cabrearse. «En el fútbol me gusta tanto que me enfado, le meto caña al compañero… pero creo que soy buen tío. Soy un tocapelotas, pero buen tío.»
El día que lo expulsaron… y el día que se reconcilió con el árbitro
Sobre su expulsión ante el Mallorca por decirle «qué malo eres» a Hernández Hernández, fue tajante: «Estuvo muy mal«. Y explicó que tras ese partido habló con el colegiado y lo dejaron todo arreglado. De hecho, en su regreso a Cornellà con el silbato, no hubo ningún problema: «Cero problemas con él.»
Manolo, la clave del cambio
Cuando llegó el turno de hablar del entrenador, Milla fue directo: «Suerte que no te hicieron caso cuando pediste su cese«, le dijo a De Haro, añadiendo: «Ya puedes llamar a Fran Garagarza y a Mao y darle las gracias de que no te hicieran caso. Porque si no, ¿ahora qué?¿Cómo estaríamos?«.
Defendió a Manolo González como el hombre que ha sabido sacar lo mejor del grupo. «Somos prácticamente los mismos del año pasado y ahora estamos haciendo una temporada espectacular.» Sobre cambiar de técnico, fue claro: «No soy partidario. Todo proceso necesita madurar.»
Un vestuario competitivo, sin margen para la desidia
«Aquí somos unos cabrones, si queremos nos metemos pullitas todo el rato», bromeó sobre el vestuario, aunque lo dijo con cariño. Insistió en que si el equipo alcanza pronto los 40 puntos, eso no hará que aflojen: «No va a pasar. Queremos ganar siempre.»
El debate de los revulsivos y los titulares
Hubo también espacio para hablar de roles dentro del equipo. Milla defendió la importancia del banquillo: «Es lo más importante del fútbol de hoy en día.» Pero reconoció que a veces cuesta entender que uno pueda ser más útil saliendo desde el banquillo que como titular. Recordó casos como el de Coro: «Estaba cansado de ser revulsivo, pero cada vez que salía lo hacía bien.»
El gol al Atleti, un punto de inflexión
Aquel golazo contra el Atlético de Madrid al inicio de Liga marcó un antes y un después: «Fue una liberación. Luego jugué en Anoeta y marqué otra vez. Las cosas empezaron a ir de cara.» Aunque matizó que el trabajo ha estado siempre: «Sean goles o no, el trabajo es innegable.»
Sobre el futuro: renovación, ilusión y seguir en el Espanyol
Tiene contrato hasta 2026, pero ya se habla de renovación. «¿Te gustaría acabar aquí?, le preguntó De Haro. «Por supuesto. Aquí se está muy bien, y lo he dicho siempre, incluso cuando iban mal las cosas.» Con 33 años, dice que se siente mejor que nunca: «Cada día me gusta más el fútbol.»
La Copa, una herida abierta… pero con mensaje positivo
Reconoció que lo de Atlético Baleares fue «una mierda«, pero también quiso verle el lado positivo: «Nos recuerda que si no competimos al máximo, cualquiera te gana.» Espera que esa espina se quite logrando el objetivo europeo.
El deseo de Pere para 2026
Para cerrar, fue muy claro con su deseo navideño: «Salud, salud para todos.» Y en lo deportivo, tampoco se escondió: «33 puntos el lunes.» Porque sí, este Espanyol ya no va a los campos con miedo. Y Pere Milla, tampoco.