Se da la circunstancia que Rosendo Hernández, todo un mito del fútbol canario, fue también jugador del Espanyol. Nacido el 29 de febrero de 1920 en Santa Cruz de La Palma, llegó al club perico la temporada 1944-45 procedente del Atlético de Madrid. Delantero de gran clase que formó una temible dupla con Calvo, jugó la final de Copa de 1947 y fue internacional absoluto, siendo uno de los destacados en el Mundial de 1950 de Brasil. Tras seis temporadas en el Espanyol, fue traspasado al Real Zaragoza por 600.000 pesetas, una cantidad muy estimable en aquellos tiempos. Jugador de extraordinaria clase, fue conocido popularmente como «la señorita», porque contrastando con su apariencia tosca y su rostro cortado al estilo guanche, tenía con el balón en los pies la finura de una bailarina de ballet, según se ha escrito. Se retiraría del fútbol en activo en la UD Las Palmas. Más tarde, ya como entrenador, dirigirá varios clubs, entre ellos, el Córdoba, Elche, Las Palmas, y ya en su Isla natal, al Tenisca y al mismo Mensajero.