Le quitas la espoleta a una granada y el ‘click’ te avisa del peligro inminente. Así estamos, se ha quitado la anilla del explosivo y solo quedan dos escapatorias: o saltamos por los aires o confiamos que los ratos buenos del Villamarín, aún dan crédito a un equipo que no puede entregar la cuchara.
El polvorín acumula demasiados goles encajados; Pacheco aún no regala puntos y tampoco alcanza a garantizarlos.
Ametrallados por los laterales, Rubén carece del hostigamiento de los perros de presa y a Cabrera por el costado, le engullen los extremos a pesar de intentarlo.
El centro de la zaga, es un auténtico Triángulo de las Bermudas; solo aparecen rivales que marcan a placer, ante la regularidad de nota baja de Sergi y Montes, mimetizado con el resto a pesar de la chilena.
Vini ya no es bomba lapa para el creador contrario y Darder se quedó demasiado solo en el manejo de las pocas armas que dispone.
La dinamita fue Melamed, el más convencido de hacer explotar al enemigo, hasta que su cambio actuó de artificiero. Puado, una jornada más, inofensiva piula.
Cuesta criticar lo de arriba, aunque Braithwaite solo apareció fuera de la trinchera para un gol anulado y Joselu, demasiado alejado del área, perdió fuerza como detonador.
Buscando fórmulas a partir del 2-1, Denis no asustó, Pedrosa volvió con una asistencia de Brian y Dani Gómez, Keidi y Pierre Gabriel, para reservar la munición y con la idea de hacerles creer que pueden sumar.
Decía antes que ya se oyó el ‘click’, la cuenta atrás activada y Luis García buscando cuál es el cable a cortar. Pudo tener más tiempo, pero eso ya no cuenta. Alguna señal invita a seguir creyendo, aunque el terreno está minado. En esta guerra será tan importante atacar de modo suicida como no sufrir bajas en las filas propias. Si ajustamos la retaguardia, estaremos a tiempo. De lo contrario, el tic-tac acabará llegando