Jaume Roures, propietario del grupo audiovisual Mediapro, ha vuelto a dejar clara su obsesión porque el Girona FC esté por encima del Espanyol ante los micrófonos del podcast ‘Girona Valley’. El empresario ha manifestado que «hace mucho tiempo que digo que el Girona FC tiene que ser el segundo club de Cataluña», algo que también afirmó hace cuatro años en una entrevista para ‘L’Esportiu de Catalunya’.
Ahora bien, Jaume Roures no solo ha profesado su amor por el conjunto gerundense, sino también por el FC Barcelona. Además, ha reconocido que tanto él como su empresa «hemos ayudado a ambos clubes siempre que hemos podido». Todas estas afirmaciones no serían destacables si no fuera porque la empresa que lidera esta persona es la encargada de enviar a la Real Federación Española de Fútbol las imágenes que utilizan los colegiados para revisar las decisiones arbitrales mediante el sistema de videoarbitraje.
Más razones para malpensar sobre la honestidad del VAR
Lógicamente, las palabras de Jaume Roures han indignado a la afición del Espanyol, que sospecha que esta persona manipula las repeticiones que se emplean en el VAR para perjudicar los intereses del club blanquiazul y satisfacer su deseo de ver al conjunto gerundense por encima de los pericos. Desde luego, la afición del RCDE tiene motivos de sobra para tener la mosca detrás de la oreja, vista la falta de clarividencia de las tomas utilizadas en el videoarbitraje durante el pasado curso cuando tocaba revisar una decisión que podía perjudicar a los espanyolistas.
Uno de los numerosos casos que llevan a la afición del Espanyol a tener sospechas sobre la falta de imparcialidad del VAR tuvo lugar en la derrota de los pericos por 3-2 en el campo del Sevilla FC del pasado 4 de mayo. En aquel encuentro, el árbitro dio validez al primer gol de los andaluces, que había sido anulado previamente por fuera de juego. Las imágenes mostradas en el VAR permitieron discernir que no existía ninguna posición antirreglamentaria, pero ocultaron una clamorosa patada en la espalda que había recibido Brian Oliván durante esa jugada, cosa que debió ser sancionada como falta. Además, también se podría mencionar el segundo gol del Atlético de Madrid durante el empate a tres ante los pericos en el RCDE Stadium en una acción donde el esférico no entró en la portería, pero no se mostró ninguna repetición que impidiera aclarar si la pelota había rebasado o no la línea de gol.