El Inside RCDE del Getafe–Espanyol es una de esas piezas que se disfrutan porque te enseñan lo que no se ve en las retransmisiones: el alma del equipo. Desde el viaje en AVE, donde ya se nota la complicidad entre los jugadores, hasta la llegada al Coliseum con caras serias y máxima concentración. Sabían que tocaba pelear.
En los pasillos y en el banquillo se respiraba tensión, pero también confianza. Se vio el abrazo entre Manolo González y Bordalás, dos técnicos que se entienden, aunque luego se saquen chispas desde la banda. Y llegó el golazo de Cabrera, puro carácter. La celebración, desatada.
Después, el momento estrella: Edu Expósito le suelta a Manolo “que no voy a entrenar el martes”, y el míster, entre risas, le recuerda un “que esto aún no ha acabado”. Esos dos segundos valen más que mil discursos. Hay química, hay alegría… pero nadie pierde el foco.
El broche, el abrazo largo entre Manolo y Cabrera, Roberto sonriendo con los suyos, y los jugadores saludando a los pericos desplazados. Porque este equipo no solo juega por los puntos: juega por los que están, por los que siguen y por los que no fallan nunca.