La FIFA ha concedido este miércoles 4 de octubre la organización del Mundial 2030 a la candidatura formada por España, Portugal y Marruecos, al ser la única que se ha acabado presentando. Ahora, el anuncio realizado por el presidente Infantino será trasladado el próximo mes de diciembre por el Congreso de la FIFA, que ratificará la decisión del Consejo.
El Stage Front Stadium, uno de los candidatos a ser sede del Mundial 2030
España volverá así a acoger un Mundial de fútbol 48 años después de la edición de 1982, y se abre la posibilidad de que el actual estadio del Espanyol, el Stage Front Stadium, como lo fue entonces el recordado campo de la avenida de Sarrià, sea escenario de algunos encuentros de este Mundial. De hecho, de los tres países que acogerán encuentros será España la que lleve el peso del torneo, y la que tendrá más ciudades mundialistas. Aún está por ver el número de ciudades y de estadios que albergarán el torneo, pero es seguro que la mayoría serán españolas; se especulaba antes de la entrada de Marruecos con hasta 11 sedes en territorio español con tres para Portugal, Alvalade (Sporting de Lisboa), Da Luz (Benfica) y Do Dragao (Oporto), mientras que desde el país norteafricano se apuntan están las opciones de Moulay Abdellay (Rabat) Mohammed V (Casablanca) Ibn Battouta (Tánger) Agadir (Agadir) Marrakech (Marrakech) de Fès (Fez), pero en cualquier caso habrá que descartar alguna de las 15 candidaturas nacionales entre las que está el Stage Froint Stadium. Los estadios que opositan a ser sede son: Balaídos, El Molinón, Riazor, San Mamés, Anoeta, La Romareda, Camp Nou, Santiago Bernabéu, Metropolitano, Nuevo Mestalla, Nueva Condomina, La Cartuja, La Rosaleda, Gran Canaria y el campo del Espanyol en Cornellà-El Prat. Nuestro estadio tiene la ventaja de estar listo para la competición, mientras que otros tendrían que sufrir importantes remodelaciones o incluso están aún sobre el papel.
Los requisitos para ser sede del Mundial 2030
Los requisitos para albergar partidos de este torneo son tener 40.000 personas de aforo -para acoger las semifinales han de tener 60.000, y 80.000 la final-. Además, deben estar cerca de alguna de las 72 opciones de lugares de entrenamiento con campamentos base para los equipos, cuatro opciones de lugares de entrenamiento adecuados por sede y por estadio, además de dos opciones adecuadas de sitios de entrenamiento para árbitros, todos con alojamiento adecuado. Una novedad interesante es que España, Portugal y Marruecos podrían acoger el Súper Mundial de Clubes de 2029 como banco de pruebas en las sedes definitivas.
En el recuerdo, la inolvidable cita mundialista de 1982 en Sarrià
El Espanyol presentó en 2022 la solicitud para que el Stage Front Stadium fuera incluido en la candidatura conjunta, y ahora espera el veredicto final. Pese a que por las características del estadio tan solo podría acoger partidos de la fase de grupos, hay que recordar que durante el Mundial 1982 la suerte deparó que Sarrià acogiese los partidos de tres grandes combinados, Italia, Brasil y Argentina. Pese a los intentos soterrados para que esos encuentros pasasen a jugarse en el Camp Nou, a quien correspondieron equipos con mucho menos atractivo, Sarrià fue escenario de los mejores y más recordados encuentros del torneo, y se convirtió en todo un santuario para la afición italiana, a la postre vencedora –Paolo Rossi, ídolo de aquel equipo, llegó a reclamar en su día que se interviniese para evitar la demolición del campo del Espanyol.
¿Por qué sucedió eso? La fase de Barcelona debía conducir al Camp Nou a Italia, Argentina y la URSS, mientras en Sarrià se reunirían en teoría Polonia, Bélgica y Brasil pero todo se torció con la derrota argentina en la inauguración y con el inicio irregular de Italia, que empató los tres partidos de grupo y pasó de fase por los pelos, con lo que de repente, los tres favoritos se concentraron en Sarrià. Hubo intentos soterrados y presiones de llevar los partidos al Camp Nou, pero no paso de ahí porque Manuel Meler, presidente del Espanyol, fue inflexible, desveló el entonces presidente de la RFEF Pablo Porta años años más tarde.