Desde las guerras napoleónicas, se ha escrito que el ‘General Invierno’, esa dura climatología rusa, fue el gran aliado de las victorias soviéticas. Ejércitos enteros sucumbieron ante un enemigo sin armas, implacable. Del mismo modo cayó la congelación en el ánimo de un Espanyol, que acudió a la guerra con una táctica modificada, poco convencido y acabó cediendo.
Los últimos 15 segundos, borran la sensación de un Pacheco que iba para centinela del triunfo.
No está todo inventado en el fútbol: hicimos la defensa asimétrica; Sergi hizo lo correcto de falso lateral, Gragera dio sentido a la propuesta de salir jugando, pero todo le volvía y Víctor estuvo lejos de sentirse ágil o rápido. Las bridas se las quitó Brian cuando los silbidos se oían más que los aplausos y eso siempre nos parece tarde. Y Jofre por ahí.
Nos acordamos de los que no están, porque un tipo con aspecto de Melendo, rompía la contención de Aguado y Expósito, mejores hacia delante que hacia atrás. Puado, intersección entre el medio y arriba, fue el mejor y viene a cuento destacarlo. Jofre también asomaba.
A Jofre solo le faltó ser portero-delantero, aquella figura de la infancia de los equipos en inferioridad, presente en todas las líneas y en todos mis párrafos. Milla está trucado, diferente al del inicio del curso, y Braithwaite sacó petróleo entre armeros que parecían mejores.
Probablemente, sea esta la vez que todos los cambios entraron engrasados; Cabrera, Salvi, Ramón y hasta Óscar, consiguieron el objetivo de intentar cerrar lo que estaba ganado, pero sobraron segundos y colegiado. Roger mostró cierto grado del atrevimiento que les faltó a algunos y su falta en el empate, debería enviar al árbitro y al VAR al frío siberiano.
Faltó convencimiento, sobró miedo y se exageró el respeto. Algunos deberían pasar por el diván y despojarse de la duda de si quiere seguir con la propuesta. Si es así, enfrente tuvo unos que están convencidos de hacerlo. Nos sigue faltando velocidad, sentido común y atrevimiento. No puede ser que uno salga del estadio, reconociendo que el empate fue justo y que, de golpe, nos haya caído encima el invierno. Y hace frío.