En las últimas horas ha empezado a circular por WhatsApp y redes sociales una fotografía que no ha pasado desapercibida entre la afición perica. En la imagen se aprecia cómo ya se están colocando las redes de protección detrás de las porterías del estadio del Espanyol, una medida preventiva pensada para evitar lanzamientos de objetos durante el derbi y, sobre todo, para proteger a Joan García, que regresa a Cornellà tras su polémica marcha al Barça. La foto, sin confirmación oficial pero muy comentada, ha encendido todavía más la previa de un partido que viene cargado de tensión.
El regreso de Joan García, el foco de todas las miradas
El retorno de Joan García al estadio que fue su casa durante años es el gran detonante de esta situación. Su salida rumbo al Barça dejó una herida abierta en parte de la grada, y el club es consciente de que cualquier incidente puede salir muy caro. De ahí que las redes en los goles aparezcan para proteger al meta, evitar sanciones y, sobre todo, no poner en riesgo al propio Espanyol.
Un campo apercibido y el miedo al castigo
El RCD Espanyol llega a este derbi con el estadio apercibido, algo que pesa -y mucho- en cada decisión. Un solo lanzamiento podría derivar en sanción económica o incluso en un cierre parcial o total del campo, un escenario que nadie en la entidad perica quiere ni imaginar. Por eso, más allá del debate emocional, el club se mueve en clave de supervivencia institucional: prevenir antes que lamentar.
Más allá de las redes: control total en la grada
Las redes en las porterías son solo una pieza más del dispositivo. El plan de seguridad previsto es amplio y muy serio, con refuerzo de controles en accesos, vigilancia especial en las zonas más calientes del estadio y coordinación total con los cuerpos policiales. No se permitirá la entrada con camisetas del Barça, los bares del estadio permanecerán cerrados antes y durante el partido y habrá una presencia visible de seguridad privada y Mossos d’Esquadra para cortar cualquier conato de problema de raíz. Según se ha publicado, los Mossos d’Esquadra impedirán la entrada al estadio de cualquier aficionado que lleve ratas disecadas, apoyándose en patrullas caninas y con la posibilidad de dar aviso al SEPRONA si fuera necesario. Desde el Espanyol se descarta este escenario y se apunta más a la aparición de ratas de peluche, cuyo acceso no podría prohibirse al no considerarse un objeto peligroso. Aun así, si se detecta un lanzamiento masivo, los cuerpos de seguridad no descartan intervenir para evitar males mayores.
Un derbi que se juega también fuera del césped
El Espanyol quiere que el partido se decida donde toca: sobre el césped del RCDE Stadium. Pero la realidad es que este derbi se está jugando desde hace días en otro terreno, el de la prevención y el control. La imagen de las redes colgadas en los goles resume perfectamente el momento: un club que sabe lo que hay en juego y que no está dispuesto a pagar más peajes. El mensaje es claro, aunque no se diga en voz alta: animar sí, liarla no.