Sonaba ‘sweet Caroline’ antes del partido y me detuve en la frase anterior al estribillo, en ese ‘alcanzando, tocándome, tocándote’ que madrugaba la victoria que debía producirse. Con el ‘oh, oh, oh’ se silenciaban los cánticos rivales y vistos los 90 minutos, el merecedor del grito clásico de los verdiblancos se lo llevaron los nuestros y vimos, por fin, un ‘Musho Espanyol’.
Templados los nervios, resulta que Álvaro asoma la seguridad de manos que atajan como pinzas.
Oscar Gil tuvo el día enorme y palia los que a veces no son tan fantásticos.
El bambú amargo del ‘panda’ fue Cabrera, que celebró tres años de perico.
Propongo que Montes pase de cachorro a cachopo, por contundencia.
Donde empezó el idilio con Brian, reincidente en asistencias de gol.
El partido lo inclinaba Vini a su vera y habrá que ir pidiendo prórroga de cesión.
Dulce Caroline Darder, llenando la tarde de fútbol que se glosa en imágenes.
Mereció Aleix salir ovacionado, por entrega y por gotas de pulsión sevillista que le motivaron de modo extra.
Se aprovechó Puado del 4-4-2, porque en las vigilancias béticas, él fue el infiltrado.
Caso similar para Braithwaite; mientras se centraban en nuestro pichichi, él enseñó la patita del 9 que lleva dentro.
El trabajo de Joselu es el inicio de la cadena de favores que se lleva todo el conjunto.
Todo salía rodado y evitamos la sorpresa cerrando con Calero libre ya de expiación, Rubén con una tarjeta que vale una temporada y Melamed que batalló hasta no distinguirse si había salido de refresco o llevaba todo el encuentro en el pasto.
Les decía que los acordes que retumbaban en la megafonía, llevaban el mensaje implícito del duelo. Será por eso que escapar de abajo libera el dolor de los hombros, que de la victoria no estábamos seguros que viniera y que se celebró el pitido final con manos tocando manos, en forma de aplausos. Será por cosas cómo está, que nos gusta ser del RCDE, ‘manque pierda’.
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