En una de esas noche donde el guiso no entra por los ojos, el Espanyol sacó el cucharón y se zampó tres puntos de puro oficio ante el Getafe en el Coliseum. Nada de florituras ni brindis al sol: lo del equipo de Manolo fue agarrarse al barro, a la brega, y ganar como se gana en los campos donde el césped parece lija. Juan José Caseiro lo ha llamado “Fútbol lentejas”, y no hay mejor definición. En su contracrónica, con su estilo directo e ingenioso, narra lo que fue una victoria cocinada a fuego lento, con ingredientes como Cabrera, Calero o Dmitrovic dando el punto justo de sal.
Fútbol lentejas
Dio origen al término ‘rugby champagne’, la selección francesa de rugby, por su juego vistoso e imaginativo. De la misma forma en el fútbol, el calificativo se lo han llevado otros equipos y muchos partidos. Visitar el Coliseum es olvidarte del brillo, la alegría y las burbujas. Quizá el mejor sistema para igualar el mazacote que te hace tragar Bordalás es el ‘fútbol lentejas’: o les igualas o lo dejas.
Cuando colgaron balones, sobresalió Dmitrovic; Omar estuvo cómodo en el cuerpo a cuerpo, Calero dejó las acciones más arriesgadas en una temporada casi perfecta y Romero, en su banda, tenía los Balcanes lleno de minas anticarrileros. Mención aparte para Cabrera; el gol cuenta, pero todo lo que defendió suma el cero del marcador.
En el tablero del mediocampo, blancas ganaron a azules: Urko y Edu, por encima de Djené y Arambarri. Milla arrastraba en todo momento una marca rival tras él y Jofre se vio obligado a defender más que atacar.
La idea era buena: dos puntas, Kike y Roberto, ante los centrales, aunque en el Getafe todos reparten y a Soria porque no le dejan.
Con el resultado a favor, se sumó al potaje el esfuerzo de Rubén, Pickel antes de irse a África y Pol para sumar peones. Rubio fue el último en llegar para cerrar el espacio aéreo que controlaba Dmitrovic.
Me clavaré los pies al suelo para intentar tenerlos donde corresponde, mientras dejo volar la imaginación. Hay muchas formas de ganar, está claro, pero esta era la que tocaba. Juntos, comprometidos, esforzados, siendo mejores, siendo solidarios. 30 puntos sin terminar la primera vuelta. En la semana del Nobel, con todos los galardones entregados, propongo uno más para el próximo año: el de la fe. Seguro que lo ganamos.
Juan José Caseiro
