El domingo venía ácido nada más despertar: había fallecido, mientras dormíamos, Pepe Domingo Castaño, una de esas voces que nos acompañó hasta ahora. En su legado, nos metió la publicidad hasta aprenderla de memoria. Y como esos anuncios, estaba cantado que el disgusto podía llegar con un Eldense de ‘centenario y a por todas’.
Pacheco ha pasado de la ‘coronita’ en Belmonte a ‘uhh’ cada vez que le atacan.
Cerrar la defensa y dejar de coleccionar ‘cromos de gol de Panini’ ha pasado de necesario a urgente; Omar limpió la zona fumándose un ‘purito’, Calero dejaba espacios por donde entraron ‘300 millones’ de rivales y Ramón no hizo esta vez su mejor ‘tiempo de juego’.
No me olvido de Cabrera, que si oyó un silbido, sonaba a melodía de Puente sobre el río Kwai.
Castaño decía que los de Stihl salvaron los jardines, hasta que Keidi no llegó con la desbrozadora, Pol y Edu sufrieron con sus cosas y dudas y Nico necesitaba el cortasetos para talar a los gigantes que se encontraba.
Puntuales como ‘relojes Termidor’ llegaron goles en hora buena; Braithwaite en posición de experto, Puado hizo el doblete del ‘hola hola’ que reencontró en Valencia y Salvi fue peón sacrificado del 0-2 al descanso.
No faltó el ‘carrusel’: tras Keidi, se incorporó Brian a la ‘ronda’ con idea de transformar la autopista de la izquierda en callejón sin salida; Jofre se encontró una lesión como encuentras un palo en ‘las pipas Facundo’ que ya saben que eran un placer de este mundo, al que aún no se ha adaptado Lazo.
Me viene ahora a la cabeza aquel anuncio de unos chicles en los 80’ en el que 9 de cada 10 dentistas recomendaban su consumo. Nunca pudimos saber quién era ese hombre. En un partido que se debe ganar 9 de cada 10 veces, seguro que aquel especialista, habría dicho que esta iba a ser empate. Y es que cuesta creerse, aunque lo pregonemos, que no se haya ganado. Como cuesta saber que nos ha dejado Pepe Domingo Castaño.