El Espanyol afronta un mes de febrero que se antoja como un auténtico campo de minas en el calendario. Cuatro encuentros de máxima exigencia en los que, siendo realistas, la previsión de sumar puntos es escasa. La lógica indica que el equipo de Manolo González puede pagar un peaje a nivel clasificatorio tras este tramo de competición. Por ello, será crucial que el ánimo en el vestuario no decaiga, ya que la lucha por la salvación no da tregua.
La última jornada ha dejado claro que nadie afloja en la parte baja. Pocos equipos se descuelgan y en la pasada jornada, salvo Valencia y Valladolid, que salieron derrotados en sus respectivos encuentros, el resto de implicados en la lucha por la permanencia sumaron al menos un punto. Entre ellos, el Alavés, rival directo de los pericos, que rescató un empate en casa ante el Celta. Con 21 puntos, los babazorros son el equipo que marca la salvación y el Espanyol está a solo una unidad de alcanzarles. La necesidad de puntuar se convierte en una obligación para los de Manolo González para evitar hundirse en la tabla.
Pero esa odisea arranca este sábado con un reto enorme: la visita del Real Madrid al RCDE Stadium. Un choque que, sobre el papel, es una misión imposible, pero el equipo blanquiazul tendrá que recurrir a la épica y convertir su estadio en un fortín para intentar arrebatarle algo al líder. Más tarde, el 9 de febrero, viajará a Anoeta para jugar contra la Real Sociedad, un equipo que encadena con la derrota ante el Getafe dos consecutivas tras caer en Mestalla la semana pasada. En teoría, puede ser un buen momento para visitar Anoeta y aprovecharse de las dudas de los de Imanol, pero habrá que evitar mostrar la tradicional condición de equipo aspirina de los pericos.
El 16 de febrero será el turno del Athletic Club, otro hueso duro de roer que aterrizará en Cornellà con el objetivo de seguir su pelea en la parte alta. Y, para cerrar el mes, un partido que podría ser clave: el 22 de febrero en Mendizorroza ante el Alavés. Un duelo que trasciende los tres puntos, una batalla directa por la permanencia en la que, en esta ocasión sí, el Espanyol no puede permitirse fallar.
Febrero se presenta como un mes de infarto para los pericos. Un tramo que puede marcar el devenir de la temporada y que exigirá la mejor versión del equipo para no quedar hundido en la zona de descenso. La pelea está servida y el Espanyol no puede permitirse bajar los brazos.