Esta pasada medianoche se daba por cerrado el mercado de fichajes para el RCD Espanyol, momento en que toca hacer un primer balance del mismo; un verano que en clave perica ha estado protagonizado por nombres como los de Joselu, Sergi Darder, César Montes, Martin Braithwaite, Pere Milla, Keita Baldé, y también Fran Garagarza.
Fran Garagarza, a los mandos del Espanyol tras acabar la funesta etapa de Domingo Catoira
Tras consumarse el descenso a Segunda el RCD Espanyol decidió llevar a cabo una reestructuración que tuvo su primer gran punto de inflexión en el despido del tan criticado Domingo Catoira y la llegada de Fran Garagarza a la dirección deportiva. El objetivo en este mercado de fichajes de verano era doble: por un lado, intentar evitar en lo máximo la fuga de los futbolistas con más talento de la plantilla, algo que no se ha podido conseguir al 100% tras las dolorosas marchas de Joselu al Real Madrid y de Sergi Darder al Real Mallorca –esta segunda se produjo ya con el ejecutivo vasco al frente del Área Deportiva-; por el otro, el mercado también marcaba como obligación dotar al equipo de los refuerzos para encarar con garantías de éxito el ascenso. A pesar de que la llegada de Garagarza era esperada para empezar a ver cómo se agilizaban los movimientos en especial en materia de fichajes, éstos siguieron brillando por su ausencia hasta avanzada la ventana, en concreto hasta mediados de agosto, y concretándose algún fichaje clave justo en el día de cierre, imponiéndose con éxito en el caso de Keita Baldé su estrategia de esperar hasta justo el cierre para conseguir hacerse con los servicios de futbolistas destinados en principio a enrolarse en equipos de superior categoría.
Joselu y Sergi Darder deciden bajar del barco y no ayudar al Espanyol a subir
Echando la vista atrás, la primera noticia del mercado del RCD Espanyol era evidente, dejar de contar con los jugadores que estaban a préstamo por otros equipos; así, Álvaro Fernández, Ronaël Pierre-Gabriel, Denis Suárez, Vinicius Souza y Dani Gómez hacían las maletas una vez concluida la temporada y finalizado su periodo de cesión en el conjunto blanquiazul. Paralelamente volvían los cedidos a otros clubes, Tonny Vilhena, Nany Landry Dimata, Pol Lozano, Jofre Carreras, Álvaro Vadillo, Max Svensson y Miguel Llambrich, Miguelón. Uno de ellos, Víctor Gómez se convertía en jugador a todos los efectos del Sporting de Braga a cambio de los 2,5 millones de euros que figuraba en su contrato de cesión. El 19 de junio se confirmaba lo que era un rumor a voces durante semanas, la marcha de Joselu al Real Madrid, una venta encubierta que significaba ingresar ahora 500.000 por la cesión, más 1,5 por la futura compra) y al mismo tiempo tender puentes de colaboración con la entidad blanca que habían de cristalizar en una posición preferente del club perico respecto a jóvenes talentos del filial blanco, que pese a las expectativas no han fructificado de ninguna manera. El 7 de julio Vilhena marchaba al Panathinaikos a cambio de unos 3 millones, la misma cantidad que el 15 de julio pagaba el Burnley por Luca Koleosho. Siguiendo la línea cronológica, el 9 de agosto Alvaro Vadillo rescindía, abonándosele el 50% del año que le restaba de contrato, y un día más tarde Simo marchaba al Al Arabi de Qatar por 4,3 millones de euros más 0,9 en variables. Ya el 11 de agosto, se oficializaba la venta de Sergi Darder al Mallorca por 8 millones de euros fijos más dos en variables, aunque un 20% del total lo ingresaba el Olympique de Lyon. El 14 de agosto, era Miguelón Llambrich el que rescindía el año que le quedaba de vinculación con la entidad perica.
Llegan los primeros fichajes para el Espanyol
Ya con una buena cantidad de dinero recaudada por estas operaciones y unos cinco millones de margen salarial, Luis García alzaba la voz en sala de prensa en la previa del partido ante el Albacete Balompié afirmando que no era “lógico ni normal que no hayamos incorporado jugadores”, un toque de atención más que claro. Las necesidades del equipo en esos momentos, un lateral; un central, antes de que se conociese la situación con César Montes; un centrocampista; dos extremos que había reclamado el técnico; y al menos un delantero, dos si acababa marchando Martin Braithwaite. El primero en llegar como refuerzo al Espanyol era Pere Milla, anunciado oficialmente el 15 de agosto y por el cual se abonaron al Elche 2,5 millones de euros más un plus de 500.000 en caso de ascenso. Ese mismo día se notificaba la cesión de Max Svensson al filial del Club Atlético Osasuna, de la Primera Federación, por dos temporadas -el conjunto rojillo se reserva una opción de compra voluntaria sobre el futbolista de 400.000 euros y Espanyol se reserva una opción de tanteo durante la duración de la cesión-. Siguiendo con las cesiones, el siguiente en marchar a préstamo en concreto el 18 de agosto era Rubén Sánchez en dirección al CD Mirandés, que no se reservaba ninguna opción de compra. La siguiente noticia se producía la tarde del 19 de agosto, con el fichaje del extremo del Rayo Salvi Sánchez; el gaditano firmaba un 2+1 a cambio de poco más de medio millón de euros. El 26 de agosto, a punto de entrar en la última semana del mercado, el club anunciaba su tercer fichaje, Ramon Ramos, de 22 años, lateral izquierdo brasileño cedido por el Olympiakos que firmaba por una temporada sin opción de compra con el objetivo de reforzar una demarcación donde solo estaba disponible Brian Oliván.
La semana final del mercado con algunos deberes por hacer y una sorpresa inesperada y muy agradable, el fichaje de Keita Baldé
El Espanyol entraba en la semana final de mercado con varios temas candentes por resolver, la situación de tres hombres que deseaban salir: César Montes, que desde su vuelta de las vacaciones se había negado a entrenar con el grupo para forzar su venta, al considerar que se estaban incumpliendo los pactos a los que había llegado con el anterior director deportivo Domingo Catoira; Martin Braithwaite, protagonista de uno de los escándalos del verano al fugarse de la concentración del primer equipo en Marbella y que aunque reconsideró su postura no ha dejado de presionar para conseguir ser traspasado; y Landry Dimata, que dado el poco protagonismo que había tenido y sus ganas de optar a volver a la selección belga no se había cerrado ninguna puerta. También, como derivada de estos temas por acabar de cerrar, estaba la necesidad de tener preparados sendos recambios de garantías por si finalmente hacían las maletas; además, seguía sin concretarse un objetivo prioritario, un centrocampista que primero se había decidido sería un ‘6’, un stopper, y que a media semana se consensuó sería el tan reclamado ‘8’, un organizador de juego; de momento, cerrada la ventana y con el resquicio que da poder firmar a algún refuerzo que sea agente libre, es tal vez la única falla en el trabajo de Garagarza. Sí se consiguió fichar tras traspasar a Dimata al fútbol turco con unas condiciones muy interesantes -más de un millón de euros entre fijo y variables- fichar un delantero éste sí ilusionante, Keita Baldé, un futbolista que pese a no estar en lo más alto de su carrera puede ser diferencial en una categoría como la Liga Hypermotion; todo un tanto en cualquier caso para el director deportivo perico.
La operación César Montes, un golpe maestro de Garagarza
Retrocediendo al jueves, a poco más de 24 horas para el cierre del mercado, el club blanquiazul notificó a César Montes y a Martin Braithwaite que no negociaría ninguna oferta por ellos el 1 de septiembre al considerar que se quedaba sin margen para encontrarlos un relevo de garantías. En el caso de Braithwaite, el club no transigió con un traspaso por un valor inferior al de su cláusula de rescisión; por lo que respecta a Montes, gracias una firmeza de Fran Garagarza que es de loar se llegó a los instantes finales del mercado llevando a los límites al futbolista y a la UD Almería, que se avino a pagar un montante total de 14 millones de euros por el mexicano -12 al contado más dos en variables y el 10% de una futura venta-. También como único pero, que no hubo margen para fichar un sustituto, aunque la entidad tiene la voluntad de incorporar un jugador libre que a saber si será el central o como quedaba apuntado anteriormente, el centrocampista. Y como guinda al pastel, la renovación de Pol Lozano, que lejos de convertirse en un tedioso culebrón se ha solucionado por la vía rápida gracias a la buena predisposición de todas las partes.
Una nota alta, a la espera de ver los resultados sobre el verde
Puestos a poner una nota a Fran Garagarza, ésta no puede ser de otro modo que alta dado que ha logrado reforzar el equipo y capitalizar al club con un diferencial entre lo gastado y lo invertido más que notable; evidentemente, la nota definitiva será la resultante de lo que ofrezca el equipo en el campo, pero lo cierto es que hay intangibles a valorar como la satisfacción de la afición blanquiazul por el devenir en un mercado que se presentaba de inicio como altamente exigente.