En el Espanyol se respira algo distinto estas Navidades. El equipo de Manolo González llega al parón con cinco victorias seguidas y la sensación de haber vuelto a enganchar a su gente. En ese paisaje de buen fútbol y orgullo perico, la figura de Marko Dmitrovic se ha hecho enorme. El guardameta serbio llegó en verano con un reto mayúsculo y ha respondido bajo palos con un rendimiento sobresaliente.
Dmitrovic aterrizó con la etiqueta inevitable de “relevo” y la afrontó con naturalidad. Como ha reiterado diferentes veces ante los micrófonos, no llegó para ocupar el sitio de nadie, sino para ofrecer su mejor versión. Y lo está haciendo. Sus números hablan solos: siete porterías a cero, solo por detrás de Courtois. Seguridad, jerarquía y calma en los momentos calientes.

Primera Navidad en Catalunya… y la primera como padre
Este 2025 es especial por muchas razones, pero sobre todo por una que lo cambia todo. Dmitrovic vive su primera Navidad en Catalunya y la primera como padre. Su hija Tea es el centro de todo y se nota cuando habla. Las fiestas, admite, serán diferentes: “Supongo que serán muy tranquilas, porque el bebé aún es pequeño y nos da guerra por la noche”. Y acto seguido deja la frase que lo resume todo: “Es la mejor cosa que nos pasó a mi mujer y a mí en la vida. Nos da una alegría tremenda y las disfrutaremos con ella; serán las mejores fiestas de nuestras vidas”.
Tradiciones, mezcla cultural y ganas de aprender
En casa de Dmitrovic las Navidades siempre han sido una mezcla. “Nosotros, los ortodoxos, celebramos un poco más tarde, el 7 de enero”, explica, aunque matiza: “También tenía familiares católicos, así que nos juntaremos y celebraremos todas las fiestas que tenemos”. Esa apertura le define. También en Catalunya, donde aún descubre tradiciones como el tió: “No la conocía, pero ahora me voy a fijar en eso y la voy a conocer. Si mi hija y yo nos quedamos aquí y ella crece, pues hará eso, así que lo disfrutaremos con ella”. Y remata con una declaración de intenciones: “Me gusta conocer la cultura esté donde esté. Todo lo que pueda aprender y disfrutarlo, lo vamos a hacer”.

Un deseo sencillo para la afición perica
Más allá del plano personal, Dmitrovic piensa en la grada. Su mensaje para 2026 no va de promesas grandilocuentes: “Lo principal y lo único que les quiero desear es mucha salud, que disfruten mucho con su familia y que sean felices”. Y, en clave RCDE, añade lo que todos quieren escuchar: “Quiero muchos buenos resultados en nuestra casa”.
Sin promesas, pero con ilusión
Cuando habla de objetivos, Dmitrovic es coherente con su manera de entender el fútbol. “No me gusta poner muchos objetivos de resultados”, confiesa. Prefiere otra receta: “Que sigamos disfrutando día a día y haciendo las cosas como hasta ahora. Podemos disfrutar de cosas muy bonitas, pero hay que disfrutar cada día para luego lograr cosas grandes”. Palabras de un futbolista asentado, feliz y clave en un Espanyol que vuelve a mirar al futuro con optimismo.
