Una vez más nos quedamos con cara de tontos y por los suelos con una igualada que sabe a derrota. El Espanyol, con errores otra vez, cedió un empate a dos dianas ante el colista Elche CF. Y ya son solo diez puntos de 33, unos números que hace saltar la alarma blanquiazul. El equipo estuvo de nuevo frágil, cometió fallos atrás y la portería, tras dos partidos ‘tranquilos’, volvió a dejar dudas. A tres duelos para el parón por el Mundial, el nerviosismo está más instalado que nunca en la afición blanquiazul.
Lo que mal empieza, mal acaba, como reza el titular. Y es que prácticamente en la primera llegada del Elche CF, llegó el tanto ilicitano. La película que tantas veces hemos visto, la aspirina que el Espanyol es desde 1900, apareció de nuevo. Quedaba mucho partido, pero el colista, que no ha ganado ni un solo partido en once jornadas, se ponía por delante y destapaba las vergüenzas de un equipo que recibe ¡un gol cada dos disparos a puerta! Óscar Gil perdió la marca, Sergi Gómez miraba las musarañas (menudo partidito, Sergi…), Braithwaite seguía la jugada con la mirada y Lecomte, aunque fue el que menos culpa tuvo del gol de Pere Milla (otra vez Milla…) se tiró de una forma antinatural, algo que ya ha hecho en más de una ocasión.
Pero por suerte Brian Oliván y Edu Expósito tenían el día. El primero nos demostró que tiene un cañón en la pierna izquierda, mientras que el segundo quiso ponerse traje tras dos encuentros en los que poco se le vio y, después de caracolear dentro del área, regaló el gol a un Puado que respira y que, tras la diana, cogió confianza, tal y como vimos en la carrera que acabó con la no expulsión de Palacios.
Tras el descanso, cambios de Diego Martínez que pocos entendimos: dos de los que mejor estaban jugando, Javi Puado y Edu Expósito, al banco. El primero puede ser hasta entendible, ya que entró al verde un Aleix Vidal que ayudó a Óscar Gil, que dejaba centrar a Clerc una y otra vez. El de Edu Expósito por Keidi Bare ya menos, puesto que el Espanyol dio un paso atrás.
Pero, cosas del fútbol, en uno de los pocos ataques que tuvo el Espanyol en esos minutos de dominio visitante llegó el gol de Braithwaite con un gran movimiento de delantero. Pero el cansancio hizo mella en los jugadores pericos, el míster volvió a mover el banquillo (y dale con Calero en el lateral derecho…) y el Elche CF empató, en una jugada en la que Sergi Gómez y Calero estaban buscando setas y un disparo que, pese a su potencia, a Lecomte le pasó por el lado.
El Espanyol volvió a ser el Espanyol. Un equipo dominado por el colista y sin alma, buscando el gol del triunfo con Vini Souza creando juego (¡!) y sin ningún tipo de profundidad. Diego Martínez se refugió en un «estábamos muy cansados«. Quizás, visto el desparpajo que mostró con su tiro al final que repelió el larguero, dar entrada a jugadores de refresco como Nico Melamed un poquito antes hubiera dado otro matiz al duelo. Quizás. Aunque lo preocupante es que un equipo de Primera división no pueda competir hasta el final por cansancio.
El próximo viernes, a Mallorca. Un equipo que viene de ganar en Mestalla y que tiene un delantero alto, de esos que tan poco le gustan a un Espanyol que cedió otro gol a balón parado, uno de los grandes males de este curso. Que Dios nos coja confesados. Esto, pericos, no pinta bien.