El Comité Técnico de Árbitros (CTA) ha salido en tromba este lunes con un comunicado contundente tras la aparición de una pancarta en los aledaños del RCDE Stadium antes del partido entre el Espanyol y el Atlético de Madrid. En el cartel, requisado por la policía, se podía ver la imagen de Carlos del Cerro Grande, el árbitro del VAR en el polémico Espanyol – Mallorca de la jornada anterior, dentro de una mirilla. Su nombre había sido modificado a «Del Cerdo» y se acompañaba del mensaje «Liga Mafia». Un combo explosivo que ha encendido todas las alarmas en el colectivo arbitral.
El CTA, con el respaldo de todos los colegiados, ha denunciado esta situación, asegurando que es consecuencia «de la escalada de violencia verbal que estamos sufriendo por parte de determinados sectores de la sociedad y de muchos protagonistas del mundo del fútbol». No solo eso, también apuntan a que ciertos discursos públicos están echando más leña al fuego: «Lejos de contribuir a rebajar la tensión, algunos discursos parecen promover este tipo de comportamientos, generando un clima cada vez más hostil hacia nuestro colectivo».
Los árbitros lconsideran que la situación se está descontrolando. «Hoy ha sido una pancarta. ¿Y mañana, qué? ¿A qué estamos esperando?», se preguntan en el comunicado, preocupados por el aumento de incidentes que, según ellos, no solo afectan a su trabajo en el campo, sino también a su vida personal y familiar.
El comunicado también hace referencia a lo que ocurre en el fútbol base y en otros deportes, donde aseguran que «cada fin de semana se registran múltiples episodios de agresiones, incluso contra menores de edad, sin que, en demasiadas ocasiones, los organismos competentes actúen con la diligencia necesaria». Por eso, el CTA pide medidas urgentes y contundentes para frenar lo que consideran una escalada de violencia y señala directamente al Consejo Superior de Deportes (CSD), al que solicitan «una respuesta coordinada y contundente frente a esta grave amenaza a los valores del deporte y a la integridad de quienes lo representan».
Además, anuncian que emprenderán acciones legales con el objetivo de «llegar hasta las últimas consecuencias y proteger la seguridad y dignidad de todos los miembros del colectivo arbitral». La guerra entre árbitros y aficionados, en este caso pericos, sigue subiendo de nivel, y este último episodio solo añade más tensión a una relación que hace tiempo que está en su punto más crítico.
