En lo que llevamos de temporada en la Liga Hypermotion las jugadas a balón parado están siendo clave en el Espanyol de Luis García. 4 de los siete goles que lleva el equipo blanquiazul anotados son fruto de la estrategia, y el referente para culminar estas acciones con tres goles en cuatro partidos -más ya que en ninguno de sus otros años como profesional- es Fernando Calero. A este factor del juego hacía referencia en la rueda de prensa posterior al encuentro ante la SD Amorebieta, insistiendo en que “es una faceta tan importante como el resto. Le damos mucho valor. Mario, el segundo entrenador, trabaja excepcionalmente bien. Es importantísimo, te puede abrir o solucionar los partidos cuando no estás preciso”. El “Mario” al que hacía referencia el técnico perico no es otro que Mario Fernandez Castellano, el segundo entrenador blanquiazul y encargado de una faceta que en el cuadro blanquiazul no se explotaba desde los tiempos de Dani Pendín, el ayudante del recordado Vicente Moreno. Mario comenzó como futbolista formando parte de las categorías inferiores del Atlético de Madrid y disputó partidos durante seis años en categorías formativas como alevín, cadete, infantil y juvenil. Pese a todo, dio prioridad a su preparación y a sus estudios y se licenció en INEF en la Universidad Politécnica de Madrid. Con la carrera terminada participó en la Escuela Federada de Cotorruelo, donde conoció a su gran ídolo de infancia, Milinko Pantic, con el que trabajó durante tres años en la Fundación del Atlético de Madrid. Finalizada su etapa en la Fundación fue el elegido por Pantic para dirigir al filial del Atlético para ocuparse de la parcela física, lo que le permitió trabajar mano a mano con su gran referente futbolístico. En su etapa en los banquillos Pantic, que se ganó el ser uno de los futbolistas más recordados de la historia reciente del Atlético gracias a la precisión que exhibía en las jugadas a balón parado. Pues bien, en esa etapa en el filial quiso extrapolar su gran especialidad como jugador para convertirla en una de las principales señas de identidad durante su trayectoria en los banquillos, usando la pizarra para sacar partido de las jugadas de estrategia, algo de lo que sin duda tomó buena nota un Mario Fernández que también fue preparador físico del FC Bakú y del Dalian Yifang de la Superliga china antes de acompañar a Luis García en su aventura en el RSC Internacional, el tercer filial del Real Madrid, ya como segundo entrenador. Un aprendizaje éste que sin duda está tratando de aplicar de momento con más que notable éxito en el RCD Espanyol.
Fernando Calero, el arma ejecutora de la estrategia en el Espanyol de Luis García
La otra figura clave en este éxito de la estrategia blanquiazul es como apuntábamos Fernando Calero, inesperado pichichi del RCD Espanyol con ya tres goles, más en tan sólo cuatro encuentros de los que había sumado en cada una de las temporadas que lleva como profesional -no pasaba de un gol por curso-. En Albacete, marcó cuando tras un saque de esquina, Cabrera peinó al segundo palo y puedo meter la pierna para embocar a gol; ante el Amorebieta, el primero llegó tras un saque de esquina y posterior desvío de Puado, y el tercero al cabecear un lanzamiento de falta. El de Boecillo, que llegó al Espanyol en el verano de 2019, vive su cuarta temporada como perico y de momento está siendo sin duda la más destacada de todas ellas. En su día la entidad hizo una fuerte inversión económica para arrebatárselo al Real Valladolid -8 millones de euros-, lo que parecía una locura viendo su pobre rendimiento en un año que él mismo reconoce fue muy malo en lo personal. El descenso, contrariamente a lo esperable, no solo no acabó de hundirle anímicamente sino que comportó un paso adelante por su parte, trabajando de manera incansable para recuperar sus mejores virtudes hasta convertirse de momento en el hombre importante en el camino hacia el ascenso tal como le han pedido este año tanto Fran Garagarza como Luis García.