El Athletic se metió en octavos de Copa eliminando al «matagigantes» Ourense, que antes se había deshecho de dos Primeras -Real Oviedo y Girona-, pero lo hizo a costa de un desgaste que no es poca cosa. Jugar 120 minutos en un campo embarrado como el de O Couto, bajo una lluvia constante y con varios de los titulares habituales en acción, deja huella. Y eso, en pleno diciembre, con las piernas cansadas que provoca seguir vivos en tres competiciones y con el Espanyol esperando este lunes en San Mamés, puede acabar teniendo incidencia.
Prórroga, barro y algunos titulares: un cóctel incómodo para Valverde
Valverde tiró de algunos nombres importantes ante el Ourense aunque dosificando esfuerzos: Iñaki Williams jugó hasta el 63′, en que entró Berenguer; Paredes entró en el 91′ por Adama; Jauregizar, que anotaría el gol que dio la clasificación a los leones en el 105, entró en el 63 por Vesga; Sancet estuvo sobre el verde hasta en el 67′ en que le sustituyó Unai Gómez, Nico Williams entró en el 68′ por Izeta, y Guruzeta, que fue titular en Vigo, se tragó todo el partido. Y eso, en un partido trabado, lento y con el balón atascado en el barro, convierte cada esfuerzo en el doble de exigente. Y claro, al final, entre interrupciones y el gol tardío de Jauregizar, el Athletic se fue hasta los 120 minutos.
El cansancio no se borra en tres días
Veremos cuántos de los que jugaron en Ourense serán titulares ante el Espanyol, y qué incidencia tiene a nivel de cansancio. Y no hablamos solo de piernas pesadas, que también, sino del riesgo que implica jugar con menos frescura mental y física. Mientras, el equipo de Manolo González lleva toda la semana afinando los detalles. Sin prórrogas ni campos embarrados, ha tenido tiempo de sobra para preparar el duelo de San Mamés. Saben que será complicado, como siempre allí, pero también saben que el rival puede llegar con el depósito en reserva. Y eso, con un bloque como el blanquiazul, que ha demostrado estar en un gran momento físico, puede ser un factor a tener en cuenta.