Es agotador mantener el optimismo cuando todo se tuerce. Es complejo definir con exactitud los motivos que han llevado al Espanyol más saneado de su historia, a coquetear con el abismo. Es difícil acertar en el análisis de una situación límite que no tiene justificación. Sin embargo, por dura que sea la realidad, la rendición no puede estar en nuestro diccionario. Ahora no, pericos. Ahora hay que seguir adelante y sacar fuerzas de flaqueza, mientras al RCD Espanyol le quede un soplo de aire. No tenemos otra opción. Seguimos con vida, dependemos de nosotros mismos y matemáticamente estamos a tiempo de todo. Por encontrar algo positivo a esta pena, me acojo a la respuesta ejemplar de una afición que ya no sorprende a nadie, pero no por ello hay que dejar de ensalzar.
Enfrascado en esta mezcla de tristeza y rabia, lo primero que pasa por mi mente es reprobar la política de mentiras, falsas promesas y oscurantismo que empezó en el mismo momento en que Chen Yansheng se hizo con el poder absoluto del Club. Ahora, visto lo visto, son muchos los pericos que afirman no haber vendido su alma al diablo, es decir, sus acciones a Chen. Sin embargo, su 99’5% del poder indica que la inmensísima mayoría de pericos, caímos en su engaño. Yo soy uno de ellos. Se nos prometió una gestión modélica y eficaz que debía llevar al Club a lo más alto en lo deportivo, económico y social. Y picamos. ¿Cómo no venderle acciones a quien promete el oro y el moro deportivo y ofrece comprarlas sin límite, ni condiciones, a un precio superior?
Necesitábamos creer en alguien que nos sacara de la mediocridad y quisimos ver en Chen a una persona seria y fiable, cuando su forma de dar la mano, su mirada perdida y su discurso plano indicaban lo contrario. La desilusión de ahora, desenmascarado Chen, es enorme. Nos mintió entonces y se esconde ahora. Su deriva queda plasmada en la sucesión de directivos contratados siempre con el mismo denominador común: Profesionales de perfil y sueldo bajo, tanto en despachos clave como en banquillo y césped. Desconozco el refranero chino y el norte que siguen las empresas de aquel país, pero en España se dice que “El ojo del amo engorda al caballo” y que “Lo barato sale caro”. La única vez que Chen abrió la mano fue para darle poder y dinero a Rufete que, como no podía ser de otra manera, dilapidó en mediocridades deportivas, jugadores de imposible amortización y amiguitos que han destrozado el futbol base. Y así seguimos. Y Chen sigue callado. Y Mao sigue obedeciendo a quien le paga por obedecer. Y Dani Sánchez Llibre sigue sin explicar las verdaderas razones que le llevaron a poner al RCD Espanyol en la boca del lobo, y convencernos de su idoneidad.
Estamos vivos, sí, pero también muy hartos de Chen y de quienes justifican su cobardía e incompetencia.