Humo, humo, humo… Ni es 25 diciembre, ni cantamos villancicos; más bien estamos inmersos en una marcha fúnebre perica que hace presagiar lo peor. Ya no se trata solo de evitar el descenso, sino también de evitar hablar en pasado de lo que era, de lo que fue, de lo que nos enamoró y nos han quitado.
Humo que se lleva el viento como el de las bengalas de ánimo con el que los aficionados pericos reciben el autocar de los jugadores, humo de la directiva prometiendo proyectos que no existieron ni en su imaginación, y humo chino que asfixia al Club, intoxica el ambiente y desconecta a la afición. Fuegos de artificio para desviar la atención y evitar que Chen y sus súbditos sean abucheados como merecen. Mucho ruido y pocas nueces de una sorprendente Grada de Animación que, salvo honrosas excepciones, sigue negándose a mostrar públicamente su disconformidad contra el palco del RCDE Stadium. Ellos y ellas sabrán por qué lo hacen. En mi época de Gol Sur de Sarrià con la Penya Manigua, a la directiva le hubiese costado salir del estadio. Pero Sarrià y Montjuic era Espanyol en estado puro, mientras que lo de ahora en Cornellà, es algo raro que viste de azul y blanco y lleva nuestro escudo.
El Barça es un enemigo que lleva más de 120 años intentando hundir al Espanyol sin conseguirlo, pues… ¡Puta Barça, oé! Que se fastidien los culés, porque su odio nos hace fuertes. Pero Chen es un enemigo mucho más dañino que ha destrozado el Club desde dentro, sin que nadie se plante en los despachos de Cornellà con una pancarta de 50 metros que diga “FUERA CHEN”, ni impida la salida del parking a los gestores de este desastre, hasta que nos expliquen si es incompetencia o mala fe.
Chen Yansheng pasará a la historia como el gran mentiroso y cobarde que despreció el sentimiento RCDE, se burló del socio y nunca dio la cara. Presidente propietario de un Club donde nada funciona, donde la seguridad privada blinda el palco mientras descuida el terreno de juego, donde la seguridad del estadio no se coordina con Mossos en un partido de alto riesgo, donde nadie activa el riego del césped para evitar provocaciones culés, donde el fútbol femenino es una tragedia, donde el área social se resquebraja, donde se premia el fracaso y donde todo el mundo se esconde por miedo a Chen. Maldito el día que llegó y maldito el día que me convencieron de que era la mejor opción para el RCDE.
En el ámbito laboral, «becario» es una persona que completa su formación en una empresa, pero nadie serio pone a un becario al frente de sus principales departamentos. En el Espanyol de Chen, entrenador, director deportivo y CEO son becarios con sueldo de directivo, que utilizan el Club para su crecimiento profesional. En este caso, a Mao y compañía les debió resultar fácil convencer a Chen: Como lo pide la afición, no nos podrán culpar si sale mal y además no es caro. El hambre con las ganas de comer. La marca blanca de Pochettino. Los aficionados ya teníamos a nuestro líder espiritual y la directiva su paraguas.
Luis García, querido como jugador e idolatrado por sus proclamas en favor del orgullo perico, no está preparado para entrenar en Primera División y me crea muchas dudas para Segunda. ¿Cómo se puede defender con la pelota, si la defensa es la peor línea del equipo? ¿Cómo se puede salir con el mismo medio campo contra el Getafe que contra el Barça?
Somos aficionados y pronto pediremos a Pacheta, porque Camacho ya está retirado. El problema es que en el RCD Espanyol no hay nadie capacitado para tomar decisiones con criterio profesional.