El mero hecho de imaginar un motor con autonomía infinita, hace unos años era cuestión de ciencia ficción. Pensar que podía existir un coche que funcionara propulsado por el aire y el movimiento, hacía reír a muchos. Sin embargo, una vez más el mundo se sorprende con la creación del primer sistema de energía eólica para vehículos, que es ya casi una realidad.
Las energías renovables están en el foco de las miradas científicas y tecnológicas. Toda la industria mundial, sea de lo que sea, se está dedicando a sustituir los combustibles que contaminan por sistemas energéticos limpios y saludables para las poblaciones y para el planeta.
Y ahí están los innovadores, investigadores creativos que imaginan lo imposible y lo vuelven realidad.
El camino hacia el adiós al petróleo y sus derivados
Los acuerdos internacionales van marcando una ruta de liberación de CO2 y de otros contaminantes. En atención a la prioridad de una atmósfera sin gases contaminantes, el Parlamento Europeo no deja de legislar. Las normas Euro, que ya van en la número 7 que entrará en vigor en el 2027, son una muestra de esto.
Las grandes marcas no dejan de verse para lograr la renovación. El 2035 es el año marcado por la UE para prohibir la venta de vehículos contaminantes.
En la industria de automóviles se ha instalado una especie de competencia, para ver quién gana el mercado. Durante un tiempo, se pensó que los coches eléctricos enchufables serían la gran solución.
Pero surgió el problema de los puntos de carga. Las redes de carga eléctrica no resultan eficientes. Este es un obstáculo muy importante que los compradores de coches nuevos tienen en cuenta para una decisión. Además, no resulta fácil lograr un precio accesible para el usuario.
Después apareció el hidrógeno verde, que se volvió la gran promesa de combustible para el futuro. Se crearon mecanismos para convertir los coches de combustión de gasolina o diésel a hidrógeno. Sin embargo, también existen serias dificultades en la producción de este combustible y en el abastecimiento. El asunto no es sencillo, especialmente por los costes. Para cambiar la movilidad automotriz hace falta empezar por cambiar las fábricas. Y estos cambios exigen inversiones millonarias.
Por otro lado, los costes de estos vehículos con emisiones reducidas se ubican por encima de la media de los convencionales de gasolina o diésel. Otro obstáculo que hay que superar. Y, como si esto fuera poco, hay que poner fácil el abastecimiento para que el sistema funcione.
¿Es la energía eólica la solución a todos los problemas de movilidad?
En este escenario de avances y retrocesos, surge el primer generador eólico destinado a la movilidad. Fue creado por José Raúl Tirapu Manero. Su objetivo era aprovechar la energía eólica que se genera dentro de un coche en movimiento para aumentar la movilidad del vehículo. El sistema podría ser útil para alimentar un vehículo eléctrico.
¿Cómo funciona este generador de energía eólica para mover el motor? El vehículo dispone de una rejilla ubicada en la parte frontal. Por ella entra aire que mueve unas palas unidas a un eje del motor. El funcionamiento es el de un rotor de un generador eléctrico.
Con este movimiento se genera energía eléctrica que recarga las baterías de los vehículos. Mientras el vehículo está en marcha, el aire entra, mueve las palas, se activan los generadores y la energía se recolecta en las baterías de los vehículos.
¿Cuál es la situación actual del motor eólico?
Si bien la idea está latente, no se ha logrado la eficiencia necesaria para que el sistema funcione. La electricidad que se obtiene del generador es menor de la que se requiere para que el vehículo funcione.
Se produce un desperdicio de energía durante el proceso que hace que no sea eficiente. Sin embargo, es una puerta muy prometedora que se abre a una nueva forma de movilidad sostenible.