El Espanyol vuelve a ser objeto de debate histórico, esta vez desde el rigor académico. Un artículo de Marc Mossull publicado en Ara se hace eco de una investigación que cuestiona de raíz uno de los estereotipos más arraigados en torno al club blanquiazul: su supuesta vinculación histórica con el anticatalanismo. El trabajo, titulado Fútbol e identidades nacionales en Catalunya: el papel del RCD Espanyol ante la campaña autonomista de 1918-1919, ha sido elaborado por los historiadores David González y Javier Robles y publicado recientemente en la revista Materiales para la Historia del Deporte.
El signen els nostres companys David González i Javier Robles. En tractar-se d’un escrit amb estructura i llenguatge acadèmic, intentarem fer-vos-en un molt breu esbós. Ens acompanyeu? 🧐👇
— RCDE Historylab (@rcdehistorylab) December 15, 2025
La pregunta de partida es directa: ¿de dónde nace la imagen del Espanyol como club anticatalanista? ¿Tiene base histórica real o es el resultado de un relato construido con el paso del tiempo? González y Robles decidieron ir al origen de todo, situándose en uno de los momentos clave del catalanismo político: la campaña por el Estatuto de Autonomía de 1918-1919.
El Estatuto de 1918-1919 y la equidistancia del Espanyol
Los autores explican que aquel episodio “es uno de los ejes fundacionales” del relato que vincula al Espanyol con el anticatalanismo. La campaña autonomista trascendió el ámbito estrictamente político y recibió apoyos sociales, culturales y deportivos. En ese contexto, solo un club de fútbol se posicionó de forma explícita y documentada a favor del Estatuto: el FC Barcelona.
¿Y el Espanyol? Según González, la respuesta es clara: decidió “no mojarse”. Y Robles lo precisa aún más: “Lo mismo que el resto de equipos, a excepción del Barça. Mantuvo una postura equidistante con mayúsculas, pero en ningún caso anticatalanista”. Es decir, neutralidad política en un momento de enorme polarización, algo que, con el paso del tiempo, fue interpretado de forma interesada.
Prensa, rivalidad y la construcción de un estereotipo
El estudio señala que, en una época en la que el fútbol ya se había convertido en un potente generador de identidades políticas y sociales, “algunos sectores periodísticos catalanistas afines al FC Barcelona” presentaron al Espanyol como contrario al movimiento autonomista. El club fue definido como “la antítesis del Barça” y etiquetado como “anticatalanista”, en un contexto donde la rivalidad deportiva acabó derivando en un auténtico “conflicto de identidades políticas”.
Según González y Robles, esta narrativa no nació de los hechos, sino de una construcción mediática muy concreta, alimentada desde determinadas tribunas periodísticas.
Daniel Carbó, el origen del relato
El estudio identifica con nombre y apellidos al principal impulsor de esa imagen: Daniel Carbó, periodista de La Veu de Catalunya, conocido por el pseudónimo de Correcuita, ferviente catalanista y socio del Barça. Su papel fue tan polémico que el Espanyol llegó a llevarlo ante la justicia.
Carbó, explican los autores, “caricaturizó de forma tendenciosa al Espanyol”, acusándolo de vetar el debate político, oponerse al catalán, defender el unitarismo, envolverse en la bandera española e incluso ser favorable a la represión policial. Una imagen extrema que caló con el tiempo y acabó convirtiéndose en “verdad” para muchos.
El manifiesto de los 125 socios catalanistas
Uno de los puntos más relevantes del estudio es la existencia de un manifiesto firmado en 1919 por 125 socios del Espanyol, publicado en dos diarios de la época. En él, defendían la compatibilidad entre su catalanismo y su pertenencia al club, reivindicando la neutralidad política y la pluralidad interna de la entidad, donde convivían sensibilidades muy diversas.
Entre los firmantes estaba Josep M. Tallada Paulí, vicepresidente del club y dirigente de las juventudes de la Lliga Regionalista. Para David González, este gesto fue clave: “Es una reacción a la prensa cercana al Barça que situaba al Espanyol como contrario al catalanismo” y también “un acto muy significativo porque demuestra lo agresivo que era el contexto de la época”. El mensaje era claro: “Escuchad, lo que se dice del Espanyol no es cierto; aquí cabemos todos y se nos respeta”.
Un relato que aún pesa hoy
Pese a ese posicionamiento público, la imagen preconcebida no cambió. Según Robles, el club “todavía arrastra hoy en día” ese estigma. Parte del problema, explican, es la falta de historiografía rigurosa sobre el Espanyol. “Existe una carencia muy grande de historiografía vinculada al Espanyol porque todos los estudios que se han hecho sobre deporte y política en Catalunya tienen como sujeto al Barça. Nunca al Espanyol”, denuncia Robles.
La mayoría de trabajos posteriores bebieron directamente de fuentes como Daniel Carbó, aceptadas sin revisión crítica. Un ejemplo es el libro Barça, Barça, Barça (1972), de Joan Josep Artells, que presenta al Espanyol como club opuesto al autonomismo. “A pesar de ser una lectura cuestionable, nadie la ha revisado con rigor científico y metodológico”, lamenta González.
RCDE History Lab, recuperar la historia con rigor
La investigación forma parte del trabajo del RCDE History Lab, un grupo de estudio en clave blanquiazul impulsado por González y Robles, que busca analizar la historia social y política del Espanyol con fuentes primarias y metodología académica. El objetivo es claro: desmontar relatos simplificados y devolver complejidad y matices a la historia del club.
Un trabajo que no pretende reescribir el pasado, sino explicarlo mejor, lejos de clichés y etiquetas heredadas muchas veces de forma tendenciosa, partidista e interesada.
Fuente: Marc Mosull/Ara
