El derbi del próximo 3 de enero entre RCD Espanyol y FC Barcelona no es uno más, y no lo es por muchos factores: desde los deportivos a los emocionales, pasando incluso por el arbitral. No lo es por la fecha, no lo es por el contexto y, sobre todo, no lo es por cómo llegan ambos equipos. El RCD Espanyol, de la mano de Manolo González, vive su mejor momento deportivo en muchísimos años, instalado sólidamente en zona europea, con cinco victorias seguidas en un rush final de año para enmarcar y una sensación general de equipo sólido, convencido de sus posibilidades y demás, con un hambre de victorias que ha contagiado desde la pretemporada el técnico blanquiazul, uno de los grandes artífices de esta transformación. Enfrente estará un FC Barcelona que llegará a la cita líder, campeón de invierno y sumando otra racha ciertamente positiva aunque más habitual por sos lares, con ocho triunfos consecutivos. Todo apunta a que viviremos en el RCDE Stadium un auténtico choque de trenes. De los de verdad, en un contexto de equilibrio de fuerzas que hace tiempo que no se veía en la ciudad.

El mejor Espanyol en muchos años, justo ahora
Lo del Espanyol está sorprendiendo a propios y extraños, y está desperando la atención de todo el f´ñubol nacional, que mira hacia Cornellà-.El Prat intentando entender las claves de la resurrección d eun equipo que hace apenas unos meses lograa sobre la campana la permanencia matemática. Cinco victorias consecutivas, quinto en la tabla, a dos puntos de la Champions -aunque hay que recordar que el ocupante de la cuarta plaza, el Villarreal, tiene un partido pendiente- y con una sensación de equipo reconocible, sólido y con personalidad. Este Espanyol no vive del día a día, vive de una idea clara, de un grupo que cree y de una grada que después de año de tener que soportar mucho tanto por lo que se veía desde el verde como de lo que emanaba de los despachos, vuelve a sentirse orgullosa. El triunfo en San Mamés que sirvió para cerrar el año supuso en este sentido algo más que tres puntos: fue la confirmación de que lo que está pasando no es casualidad. En absoluto.

Un Barça enchufado, líder y con confianza máxima
Del otro lado llegará un Barça que cierra 2025 como campeón de invierno, con ocho victorias seguidas y un ataque que, hay que reconocerlo, impone respeto. El equipo de Hansi Flick es líder, y aunque no es el Barça vulnerable de determinados momentos esta misma temporada, sobre todo al inicio, tampoco es el gigante intocable de otras épocas en que su maquinaria futbolística era imparable. Y ahí está la clave: el Espanyol llega sabiendo que puede competirle de tú a tú, algo impensable hace solo un año.

Igualdad real, no solo en el discurso
Los números ayudan a entender por qué este derbi se vive esta vez de otra manera, sin dar por sentado de entrada que se decantaría por el lado azulgrana y cuando la única duda era por cuantos goles vencerían.

El Espanyol suma 33 puntos en 17 jornadas; el año pasado, a estas alturas, miraba al descenso con miedo. Hoy mira hacia arriba. La percepción de equilibrio recuerda a los derbis de otras décadas, cuando muchos de los actuales seguidores pericos, en concreto los más jóvenes, ni siquiera habían nacido, cuando el partido se jugaba con el corazón acelerado porque realmente podía pasar cualquier cosa sobre el verde. Eran tiempos de mayor equilibrio sobre el verde.
Joan García, el regreso que lo condiciona todo
Dejando de lado las estadísticas, más o menos frías y en el lado emocional, hay un nombre que flota en el ambiente es el de Joan García. Su salida rumbo al Barça dejó 26,4 millones de euros en las arcas del Espanyol, una cifra que fue mucho más que dinero. Fue el punto de inflexión que permitió cerrar pérdidas, sanear el club y construir la plantilla actual. Sin esa operación, hoy no existiría este Espanyol “on fire”.

Un recibimiento que puede marcar el partido
Pese a esos datos objetivos, el regreso de Joan García al RCDE Stadium no será un detalle menor porque por la manera en que se produjo, tras besar sin que nadie se lo pidiera el escudo del RCDE y tras asegurar a personas en el vestuario perico que su destino no sería el Barça -puede ponerse como quiera, pero és sabe que es cierto- habrá emoción, memoria, contradicciones y sobre odo, muchas miradas pendientes de cómo responde la grada, donde de manera más o menos velada se preparan acciones digamos «imaginativas» como inundar su portería de ratas de peluche, o incluso disecadas… algo que de ser llevado a cabo dicen algunos medios que de ser detectado por los perros que formarán parte del dispositivo de seguridad será denunciado ante el Seprona. El plan de seguridad para el derbi Espanyol-Barça será de máxima exigencia. Además de las citadas patrullas caninas, se desplegarán 200 vigilantes privados de las empresas Barnaporters y Sebico, que irán equipados con cascos y escudos, especialmente en zonas sensibles como la Grada Canito. Como medidas adicionales, se prohíbe el acceso al estadio con camisetas del Barça, y los bares del RCDE Stadium permanecerán cerrados desde dos horas antes del partido.
En cualquier caso, gestionar ese momento del reencuentro con Joan será clave, porque cualquier exceso puede convertirse en un bumerán. El Espanyol tiene ante sí una oportunidad histórica y todo lo que no sume desde la inteligencia puede restar. Nada de lanzar objetos contra los futbolistas barcelonistas, incluido Joan, nada de saltar al campo. Mesura y prudencia.

El riesgo de incidentes, bajo la lupa
No es ningún secreto: el campo del Espanyol está apercibido de cierre y el partido ha sido declarado de alto riesgo. Todas las miradas estarán puestas en Cornellà-El Prat, dentro y fuera del campo. Cualquier gesto, cualquier lanzamiento, cualquier provocación será convenientemente amplificada por los medios a servicio del Barça. El club es consciente de que el contexto mediático no concede segundas oportunidades y que la imagen que se proyecte ese día puede tener consecuencias más allá de los 90 minutos. El cierre del estadio, total o parcial, sería un golpe a esa imagen tan positiva que está emitiendo el Espanyol a todo el futbol nacional, y además podría afectar a nivel deportivo si llega a obligar a jugar mínimo el siguiente encuentro ante el Girona, otra cita muy esperada por el espanyolismo, lejos del templo blanquiazul.

El dinero bien invertido que explica este momento
Volviendo al anterior punto de este análisi, hay que remarcar que el Espanyol no llega aquí por azar. Llega porque Fran Garagarza, a quien su problema de salud está impidiendo gozar de este éxito que en buena medida es suyo, ha sabido utilizar un ingreso extraordinario para remodelar una plantilla equilibrada, competitiva y comprometida. El acierto de los delanteros, el liderazgo atrás, la inteligencia en el centro del campo y la seguridad bajo palos han construido un equipo fiable. Hoy el Espanyol no depende de heroicidades, depende de su estructura. Y eso, en un derbi, es un factor a favor que puede acabar decantando la balanza.

Un árbitro catalán, el morbo inevitable
Otro de los focos estará en la designación arbitral. Existe la posibilidad de que el partido lo dirija un colegiado catalán, García Verdura. Es un árbitro capacitado, con buena temporada, pero nadie puede obviar la presión que supone pitar un Espanyol‑Barça residiendo en Catalunya. Si alguna decisión cae en contra del Barça, el ruido será ensordecedor. El Comité Técnico de Árbitros lo sabe y valora si apostar por romper la territorialidad o recurrir a perfiles internacionales con más experiencia.

Una noche para agrandar la historia
El Espanyol no ha ganado al Barça en Liga en el RCDE Stadium desde su inauguración en 2009. Este 3 de enero puede ser el primero. Puede ser el sexto triunfo consecutivo. Puede ser el colofón a la mejor primera vuelta de su historia. Puede ser una noche que se recuerde durante décadas, que marque un antes y un después en la rivalidad con el Barça, sobre todo para las nuevas generaciones que no han vivido partidos con este equilibrio. Por eso este derbi no se juega como los demás. Se ha de jugar con ambición en el campo, cabeza en la grada y con la sensación para todos los pericos de que, esta vez sí, todo está alineado para poder vivir una noche absolutamente mágica.
