Tras cada victoria, los pericos esperan su premio: el Inside RCDE. Esa pieza de vídeo que no solo resume el triunfo, sino que nos mete dentro del partido, del viaje, del vestuario, de los abrazos, de la emoción. Este último del año, el del partidazo en San Mamés, no podía faltar. Y como el equipo de Manolo González está que se sale, el equipo de comunicación del club tiene trabajo extra… y bienvenido sea.
El Espanyol cerró 2025 con otro triunfo para enmarcar, y la afición ha podido revivirlo en primera persona gracias a esta entrega de Inside RCDE. De Cornellà a Bilbao, de la llegada al hotel a la fiesta final en casa, cada plano ha sido una caricia para el corazón blanquiazul.
Llegada a Bilbao: fotos, nervios y buena energía
Todo empieza con la llegada del autocar al hotel de concentración. Varios seguidores pericos esperaban en la entrada, móviles en mano, sonrisas en la cara, buscando una foto, un saludo o simplemente ver de cerca a sus ídolos. La atmósfera era de ilusión, y se notaba que el equipo viajaba con la intención de cerrar el año a lo grande.
Todos los futbolistas bajaban con esa cara de concentración que huele a partido importante. Y la afición, como siempre, acompañando incluso en los detalles más pequeños. Eso también es lo que muestra el Inside, y por eso engancha tanto.
San Mamés bajo la lluvia, una batalla con alma perica
El estadio de San Mamés impone. Pero al Espanyol eso le dio igual. Se notaba que el equipo salía a por todas. En el vídeo se capta perfectamente cómo se vivió desde el banquillo cada acción, cada carrera, cada corte. Manolo González y su staff, como siempre intensos, no pararon ni un segundo de dar indicaciones y animar a los suyos.
La remontada fue épica. Los goles de Carlos Romero y Pere Milla… y el pitido final que desató la locura. Los abrazos entre jugadores, los gritos de victoria, la piña sobre el césped… son imágenes que ya forman parte de este año mágico.
Fiesta en el vestuario y recibimiento brutal en Cornellà
Después vino el otro partido, el de las sonrisas en el vestuario. Algún que otro baile, bromas internas, camisetas empapadas de gloria y esa sensación colectiva de que se está construyendo algo muy grande. Y cuando el equipo volvió a Barcelona, no llegó solo.
Casi 200 pericos esperaban al autocar del equipo, en plena madrugada y con un frío que pelaba. Pero daba igual. Los aplausos, los cánticos y el calor humano de esa bienvenida fueron el broche perfecto para un final de año que pocos olvidarán.