Cada vez que el Espanyol se cruza con el Athletic Club y Ernesto Valverde está en el banquillo rival, el partido se juega también un poco en la memoria. Este lunes será en San Mamés, pero el escenario importa menos que el nombre propio. Porque lo de Valverde con el Espanyol no fue una etapa cualquiera. Fue una historia que dejó huella. Y por muchos años que hayan pasado desde aquella aventura europea inolvidable, cada reencuentro activa algo especial en el espanyolismo. Hoy defiende el escudo rojiblanco, sí, pero aquí siempre será recordado como uno de los nuestros.
Valverde, el técnico que dio sentido a la puerta 89
La relación entre Valverde y el Espanyol no se mide solo en resultados, aunque los hubo, y de los grandes. Es un vínculo emocional, profundo, de esos que no se desgastan con el tiempo. Tanto es así que el club decidió bautizar una de las puertas del RCDE Stadium con su nombre, la puerta 89, un reconocimiento reservado a figuras que han dejado una impronta real en los casi 125 años de historia perica.
Su legado va mucho más allá de una final europea. Valverde modernizó al Espanyol en un momento delicado, apostando por una metodología de trabajo avanzada para la época: entrenamientos cortos pero intensos, sesiones con presión real y una preparación táctica muy detallada. “Le gusta mucho la presión en las sesiones”, recordaba en su día Paco Herrera, quien fue clave en su llegada cuando estrenaba cargo como director deportivo tras su etapa en el Liverpool. “Era la persona adecuada. Conocía su etapa en el Athletic y me pareció algo fresco, nuevo”.
El Valverde jugador: talento, carácter y noches imborrables
Pero la historia de Ernesto Valverde con el Espanyol empezó mucho antes del banquillo. Se remonta a 1986, cuando llegó a Barcelona procedente del Sestao para ponerse a las órdenes de Javier Clemente, otro nombre con peso específico en la historia del Athletic. Como futbolista perico, el Txingurri dejó una imagen excelente en dos temporadas intensas.
En la 1986-87, fue parte de un equipo que firmó un brillante tercer puesto en Liga. Un año después, el Espanyol vivió una de las noches más dolorosas de su historia: la final de la Copa de la UEFA ante el Bayer Leverkusen. Tras ganar 3-0 en la ida, el equipo encajó el mismo resultado en Alemania y cayó en la tanda de penaltis. Aquel verano, en una operación que dejó muy tocado el ánimo del espanyolismo, Valverde y Miquel Soler cruzaron la Diagonal para fichar por el FC Barcelona. Una herida que tardó en cicatrizar, pero que el tiempo y los hechos posteriores acabaron curando.
El entrenador que llevó al Espanyol de nuevo a una final europea
Su historia con el Espanyol no terminó ahí. En 2006, ya como entrenador, Valverde regresó a una entidad que buscaba estabilidad en la élite del fútbol español. La Liga fue irregular, pero Europa se convirtió en un sueño. El Espanyol volvió a plantarse en una final de la Copa de la UEFA, esta vez ante el Sevilla, y lo hizo con un recorrido brillante, compitiendo con personalidad y carácter.
El desenlace volvió a ser cruel. Otra vez los penaltis, otra vez la derrota. Glasgow 2007 quedó grabado para siempre en la memoria colectiva del espanyolismo. Pero también consolidó la figura de Valverde como uno de los grandes entrenadores de la historia reciente del club. De ahí, la puerta 89. De ahí, el respeto eterno.
Un técnico discreto… incluso en la despedida
Como había llegado, se marchó. Sin ruido, sin conflictos, sin portazos. Tras una temporada de altibajos, Paco Herrera le aconsejó dar un paso al lado. Valverde tenía una oferta del Olympiacos y entendió el mensaje. “Le invité a salir porque no estaba dispuesto a cesarle”, explicó años después el propio Herrera. La relación era cercana, honesta. Valverde escuchó y decidió cerrar su etapa perica con la misma elegancia con la que la había vivido.
Una carrera intachable… y un corazón rojiblanco
Desde entonces, Ernesto Valverde ha construido una trayectoria prácticamente intachable. Triunfó en el Olympiacos, pasó por Villarreal y Valencia, regresó al Athletic en 2013 y más tarde vivió su etapa más mediática en el FC Barcelona, donde ganó títulos de Liga. Aun así, nunca escondió sus verdaderas preferencias.
Ahora, en su tercera etapa en Bilbao, sigue demostrando su capacidad para competir al máximo nivel, manteniendo al Athletic como un equipo reconocible, intenso y competitivo.
Valverde, casi invencible ante el Espanyol… y ante Manolo
Los números también hablan. Ernesto Valverde solo ha perdido uno de sus últimos once enfrentamientos ligueros ante el Espanyol: el 0-1 de septiembre de 2022 en Cornellà. El resto del balance es contundente: seis victorias y cuatro empates. Tampoco conoce la derrota frente a Manolo González en LaLiga, con una victoria y un empate en sus dos duelos.
Pero en noches como la del lunes, las estadísticas importan menos. Porque para el espanyolismo, este Athletic–Espanyol no será solo un partido más para cerrar el año. Será también un reencuentro con alguien que forma parte de su historia.
Ernesto Valverde seguirá siendo, pase lo que pase en San Mamés, el dueño eterno de la puerta 89. Aunque ahora toque enfrentarlo una vez más como rival.