Leandro Cabrera vive uno de esos momentos que se notan incluso cuando habla. Sereno, seguro y con una sonrisa tranquila. El central del Espanyol ha concedido una larga entrevista en La Mañana del Fútbol de El Espectador Deportes, en la que ha repasado su carrera, su presente espectacular en Cornellà y un futuro que, lejos de abrir interrogantes, parece cada vez más definido. “Cada vez me siento mejor”, reconoce, casi sorprendido por su propio nivel a los 34 años.
Dieciséis años en Europa y la sensación de que el tiempo vuela
Cabrera recuerda con naturalidad su llegada a España en 2009 y cómo han pasado los años casi sin darse cuenta. “Creo que son 16. Llegué en el 2009”, explica cuando le preguntan cuánto tiempo lleva en Europa. Y añade una reflexión muy humana: “Yo me acuerdo cuando llegué acá a España, yo decía, pá, con 32 sabés que estoy de vuelta allá en casa”. La realidad ha sido otra muy distinta. “Ahora tengo 34 y no la veo, la verdad, la de volver a jugar allá… cada vez me siento mejor”.
El gol en Getafe y el respeto a un pasado importante
El cabezazo en el Coliseum fue uno de los momentos del fin de semana, pero Cabrera quiso explicar por qué no lo celebró. “Es muy raro el hecho de contenerse”, confesó. “Hacerlo en el Coliseum sí que creo que merecía el silencio”. Para él, fue un gol especial, no solo por los puntos: “Era un gol muy significativo a muchos niveles y costó, pero creo que había que hacerlo así”. Respeto, experiencia y cabeza fría.
Un Espanyol que sorprende… incluso a ellos mismos
Desde dentro, Cabrera explica que el discurso no ha cambiado, pese a la clasificación. “El objetivo principal que nos marcamos al principio del año no era estar en puestos europeos, sino más bien conseguir la salvación matemática lo antes posible”. Eso sí, reconoce que el equipo está rindiendo muy por encima de lo esperado: “El equipo lo está haciendo muy bien, está puntuando en canchas muy complicadas”. Prudencia, pero también ilusión contenida.
La llegada al Espanyol: una decisión clave
El uruguayo repasó su salida del Getafe y su fichaje por el Espanyol, una operación que llegó en un contexto complicado. “Se había hablado bastante las semanas previas al fichaje mío por el Espanyol”, recuerda. “El equipo estaba último, era muy complicado lograr la permanencia”. Aun así, no dudó: “Es un equipo histórico con mucha jerarquía”. Aquella primera etapa acabó en descenso, pero Cabrera se quedó. Y el tiempo le dio la razón.
De sufrir a disfrutar: el punto de inflexión
El central recuerda temporadas muy duras, especialmente la pasada. “Hicimos una primera vuelta muy mala, creo que 18 puntos, y después remontar”. Y ahora, por fin, llega la recompensa: “Es la primera vez que estamos tan arriba”. No hay euforia desmedida, pero sí satisfacción por el trabajo bien hecho.
“Creo que este es mi mejor año”
Cuando le preguntan directamente por su nivel, Cabrera no esquiva la respuesta. “Siendo autocrítico y honesto conmigo mismo, creo que sí, creo que es mi mejor año”. Y no solo en defensa. “Se está dando también la casualidad de que he hecho muchos goles este año”. Ya van cinco en 2025. Entre bromas, lo explica fácil: “Edu Expósito la pone caramelito”.
La renovación automática: todo está claro
Uno de los momentos más importantes de la entrevista llega al hablar de su contrato. Cabrera lo explica sin rodeos: “Yo ahora tengo esta temporada, y en este año, si juego 20 partidos me queda una temporada más”. Una cláusula clara. “Si Dios quiere, dentro de poco llegaré a 20 partidos y tendré otro añito más por acá, que la verdad que estoy muy feliz”.
“Me encantaría jugar hasta el último día en el Espanyol”
Aquí llega la frase que lo resume todo. Cabrera habla desde el corazón: “Mi intención es jugar hasta que no pueda más, y sí que me encantaría jugar hasta el último día en el Espanyol, sinceramente”. Eso sí, con realismo: “No sé si el Espanyol me va a querer aguantar cuando yo ya no me pueda mover”. Pero mientras el cuerpo responda, su idea es seguir.
Uruguay, Defensor y los grandes: una etapa cerrada
Sobre un posible regreso a Uruguay, Cabrera es claro. “Esa espina de querer volverse se me fue yendo”. Reconoce contactos con Peñarol, incluso recientes, pero lo descarta: “No me lo planteo”. Su vida ya está hecha en España. “Me fui haciendo mucho a la liga, a la vida de acá”.
Barcelona, familia y raíces
El central también habla de su futuro personal. “Mi intención es quedarme a vivir acá”. Y cada vez más claro: “Barcelona está ganando muchos enteros”. La rutina de su hijo y la vida diaria pesan mucho. “Los que somos padres sabemos que eso te ata”.
Resiliencia, redes sociales y deshumanización
En un tramo final muy profundo, Cabrera reflexiona sobre la presión del fútbol moderno a raiz de la situación de su compatriota del FC Barcelona, Ronald Araújo. Defiende al jugador como persona y alerta sobre la deshumanización constante. Aunque admite no conocer de primera mano la situación del central del Barça, reflexiona sobre cómo muchos futbolistas se exponen voluntariamente a leer críticas constantes, incluso tras buenos partidos, y cómo eso “les come la cabeza”.
Cabrera considera que no es sano dar tanta importancia a lo que opina la gente en Twitter: “¿Qué saben de fútbol la mayoría de los que están ahí? ¿Qué saben de lo que te pidió el entrenador o cómo te preparaste durante la semana?”. Cree que esas opiniones no deberían tener tanto peso, aunque defiende que todo el mundo tiene derecho a opinar.
También destaca el doble rasero de las redes cuando se produce una desgracia: “Después cuando pasa algo, todos suben la banderita o la cintita negra”. Por eso pide respeto y apoyo para quienes deciden parar a tiempo por salud mental. Según él, a los jugadores se les deshumaniza y se les trata como simples “entretenedores”, cuando detrás hay personas con emociones y límites. “Es un error grave que tenemos como sociedad”, concluye.