Se acabó. Cuatro derrotas consecutivas han hecho que un Chen Yansheng al que le cuesta tomar decisiones -pero que cuando las toma no le tiembla el pulso- decida destituir a Diego Martínez. Un entrenador que cuando llegó al banquillo del Espanyol generó muchísima ilusión entre los pericos, la cual se fue difuminando semana tras semana.
Tras el regreso a Primera división, la llegada de un Diego Martínez que había llevado dos campañas atrás al Granada CF a mirar a la cara a los grandes de Europa hizo que todos pensáramos que esta vez sí, que esta era la buena. Pero el ‘affaire’ RDT, la falta de fichajes y una plantilla coja en muchos aspectos hizo que se «recalibraran los objetivos». Y ahí ya nos pusimos a temblar.
A los fallos grotescos en defensa se unieron, con el paso de las jornadas, planteamientos erróneos. Ni siquiera el mercado de invierno, que medio arregló el desaguisado de verano -esas frases de Mao y Catoira de «contemplamos los dos mercados como uno solo»- son matadoras-, hizo que el equipo mirara hacia arriba y, poco a poco, la piña que era el vestuario del Espanyol fue perdiendo confianza en el míster, al que el miedo parecía agarrotar.
Las decisiones pasaron a ser incomprensibles, como que un equipo hecho para jugar por dentro -porque no cuenta con extremos- y con jugadores para tener el balón ceda, desde el primer minuto, la posesión al rival. El Espanyol ha sido, hasta el momento, un equipo que no ha dado la sensación de tener un plan de partido, de tener una idea de juego definida. Y ya han pasado 27 jornadas.
Me ilusioné con la llegada de Diego Martínez, pero perdió la fe en él hace jornadas. Considero que tuvo excusa toda la primera vuelta debido a los errores individuales y a la falta de piezas, pero ya hace partidos que debía haber cogido el toro por los cuernos y demostrar que era capaz de sacar la situación adelante con este equipo. Justo cuando ello hacía falta, han llegado sus errores.
Deseo que le vaya bien a Diego Martínez, porque me parece un buen tipo. Que tenga un proyecto que pueda hacer suyo y exponer la idea de juego que tiene. Que le den un equipo con todas las piezas, con una plantilla compensada. Pero aquí ha demostrado que no ha podido hacer más. En parte por culpa de la dirección deportiva, que no le ha dado todas las herramientas, pero también por la suya, por no saber sacar jugo a lo que tenía, aunque fuera poco.
