Habrán visto que cuando se dibuja un mandala, se parte de un centro circular y a partir de él, van los diferentes diseños concéntricos. La armonía de todas sus rayas, deja al descubierto cualquier error. A estas alturas, la que empieza a mostrar nuestra plantilla, se acerca más a la deseada excelencia, que al borrón y cuenta nueva. Aunque el proceso, aún no nos indique que ya está terminada para colorear.
Muriqi le quitó el precinto al arco de Pacheco, que garantiza un modo de parar.
Sabedor que el carril del “2” es la cuerda floja, Óscar tiró de practicidad y se vino arriba al final.
Se hace más fácil digerir los encuentros con Montes en el eje, faro que deslumbra al rival.
Sergi reprodujo el buen partido de su compañero en el centro y las esporas del mexicano se repitieron en el catalán.
La termita en la madera de Maffeo fue Brian, cuyo entusiasmo es una oda al fútbol de rompe y rasga.
El mapa de calor de Vini va de Cornellá a El Prat sin pasar por vestuarios y aumenta su estadística defensiva.
Hacer como que no estás, fue el ardid de Darder, que suma los robos de balón al abanico de facetas que domina.
Entendió Denis que el respeto y el corazón se ganan con garra y enmendó un inicio “pechofrio” que dirían los argentinos.
Tuvo la habilidad de robar el envío del portero mallorquín y Aleix se ganó el cobro puntual de la nómina.
Víctima de los ajustes del esquema, Puado pasaba demasiados ratos en ayudas defensivas y se le veía con colmillo.
Braithwaite atacó con toda la caballería y por eso llegó al séptimo.
El universo que encierra un encuentro cambió con Melamed, declarado cómplice en el gol, Gragera merecedor de algo más tras lo de Elche y Joselu, que sobrevivió a los agarrones. A Pierre Gabriel y Cabrera le dio para elevar el nivel de los que salen del banco una vez cerrado el mercado de invierno.
El duelo tenía la dificultad de los equipos “aguirredos”, esos que entrena el vasco Aguirre, que me hacen generar hasta un nuevo adjetivo. Tres puntos que ya no se irán, aunque alguno demande purpurina. La cosa va de sumar de tres, y alejarnos del frío que hace abajo. Con un desempeño eficaz, estos chicos se merecen un agarrón de la pechera y que alguien les diga a la cara una frase histórica que es casi un amén perico: “excelente trabajo, hijos de pu…”
