Alan Pace no es un inversor cualquiera. A sus 56 años, este empresario estadounidense que en poco tiempo ha sabido ganarse el cariño de la pericada, es mucho más que el nuevo propietario del Espanyol: su actual posición en el mundo financiero no le viene heredada como miembro de una familia de potentados, es un perfil profesional de nivel, con un pie en Wall Street y otro en el césped. Antes de entrar en el fútbol, trabajó dos décadas en banca de inversión, gestionando divisiones multimillonarias, y luego saltó al mundo del deporte como dueño del Burnley. Su llegada al RCDE Stadium, tras pagar 130 millones de euros por el club a Rastar Group, ha sido la culminación de una operación que llevaba meses gestándose.
A diferencia de su predecesor, Chen Yansheng, al que hace años no se ve por Barcelona, Pace conoce bien Barcelona, habla español -mejor incluso según dicen de lo que se pudo percibir en su breve vídeo de saludo a la afición perica- y guarda un cariño especial por la ciudad desde que cursó un máster en el IESE en los 90. En esos años incluso jugó en los Barcelona Búfals de fútbol americano, un detalle que muestra que su vínculo con la ciudad viene de lejos en el tiempo. En su citado mensaje de bienvenida a la afición del Espanyol, demostró que conoce la especial idiosincrasia del entorno blanquiazul: “Con vuestro apoyo, estaremos aquí para respetar el pasado, conducir el presente y construir un futuro digno de la orgullosa tradición de este club. El trabajo duro empieza ahora”. Una sensibilidad que le han agradecido tanto en redes como personalmente, ya que Pace se ha dado estos días un baño de multitudes siempre que ha tenido ocasión.
Una operación con muchos vericuetos legales
Evidentemente la llegada de Pace ha sido una operación muy compleja, con múltiples capas legales, revisiones en diferentes países y un sinfín de autorizaciones financieras. No ha sido un simple traspaso de acciones: ha supuesto un auténtico rompecabezas jurídico, con ramificaciones internacionales. En parte de ahí viene la demora desde que en La Grada Online avanzamos su nombre como posible comprador del club, hasta que esta misma semana se completó el proceso.
Según publica un portal financiero, detrás del proceso ha estado Clifford Chance, uno de los despachos más potentes del planeta y referente del llamado Magic Circle británico, que ha asesorado a Velocity Sports Partners (VSP) en los complejos aspectos legales de la adquisición.
Clifford Chance, la firma detrás de la operación
Clifford Chance es un gigante legal con más de 7.000 empleados y 33 oficinas repartidas en 22 países. Fundada en 1987 a partir de la fusión de dos grandes despachos londinenses, se ha especializado en operaciones de alto nivel, sobre todo en finanzas, fusiones y adquisiciones internacionales.
Según explica Capital-riesgo.es, el grupo de Pace ha confiado en ellos para cubrir la compra del Espanyol: desde la diligencia debida y la estructura de la operación hasta los aspectos regulatorios relacionados con el traspaso accionarial y el control extranjero de entidades deportivas. La operación se ha realizado en diferentes puntos de Europa, Madrid y también Asia, por la parte de Rastar. El equipo de Madrid ha estado liderado por Luis Alonso y Pablo Murcia, con apoyo de especialistas en fiscalidad, propiedad intelectual y derecho deportivo. El equipo de Nueva York estuvo liderado por el socio de Corporate/M&A Benjamin Sibbett. El equipo multidisciplinar del despacho para esta operación también incluyó a especialistas de las áreas de regulatorio (Jaime Almenar y Octavio Canseco), financiación (Eduardo García y Mariana Ceballos), inmobiliario (Andrés Tirado), fiscal (Fernando Escribano) y propiedad intelectual (Juan Cuerva), entre otros, garantizando un asesoramiento integral en todos los aspectos del asunto. Todo este despliegue de medios da idea de la complejidad legal que ha entrañado la operación.
Según fuentes del propio sector, el nivel de precisión y discreción que ha requerido el proceso ha sido máximo, especialmente por la participación de fondos internacionales y la necesidad de aprobación del pago inicial por parte de bancos chinos.
Un desembarco que ilusiona y puede cambiarlo todo
Con esta operación, el grupo Velocity avanza en su idea de modelo multiclub, tras haber adquirido hace unos años el Burnley en Inglaterra. Desde la propiedad insisten en que habrá una gestión independiente en cada entidad, pero es evidente que habrá sinergias sin que ello signifique una pérdida de autonomía: así, podrán compartirse algunos aspectos a nivel de estructura, metodología y análisis de datos; de hecho, en verano, cuando Mao Ye y Fran Garagarza visitaron Burnley, ya se puso la extensa base de datos del club de la Premier al servidio del director deportivo perico, por si servía de ayuda en lo que restaba de mercado.
Pero más allá de eso, más allá de la pura y dura estrategia empresarial -no hay que olvidar que al final se trata de un grupo inversor, y que su objetivo es revalorizar el producto para obtener beneficios y posiblemente, venderlo dentro de unos años con una plusvalía importante- lo que ha cambiado es el ambiente entre la afición. A la espera de conocer con detalle su hoja de ruta, ya que no será hasta este martes al mediodía cuando hagan la presentación ante los medios, tras años de distancia con Rastar el aterrizaje de Pace ha sido como abrir las puertas para que entrasen bocanadas de aire fresco; y es que su manera de hablar, su respeto por la historia del club y su ambición por modernizarlo sin duda han sabido conectar de manera casi unánime con el sentir perico.



